Podría interpretar hoy, aquí junto a ti y a la vera misma de nuestro río de siempre, la canción más hermosa del mundo en este solo de flauta que el aire de la tarde dulcifica aún más…
Hoy, que la vida me sonríe, como nunca antes lo había hecho. Hoy, que estamos solos tú y yo, ¡mujer!...
O también, recuperar mi vieja armónica y tocar sin pausa para ti, recordando tantas y tantas canciones que nos acompañaron tiempo atrás en aquellas veladas que parecían no tener final, porque las músicas se iban sucediendo unas a otras sin casi solución de continuidad, tarde tras tarde en nuestros paseos junto a la ribera de nuestro río de cabecera.
Río que conoció así todos nuestros secretos y promesas de amor, y que seguro habrá ido extendiendo a los cuatro vientos en su posterior peregrinar aguas abajo, tan cantarín como se nos mostraba cuando pasaba a nuestro lado.
Pero hoy ha sido especial. Hoy, mientras sonaba de fondo el adagio del “Concierto de Aranjuez” llenando de música la tarde, tú y yo tomados de la mano, hemos vuelto junto a la ribera de nuestro río de ayer y, clavando nuestras miradas en la corriente, hemos querido escuchar cómo las aguas al pasar parecían susurrarnos las notas de una conocida canción de nuestro anterior pasado. Y nos hemos puesto a tararearla de pronto…
- J. Javier Terán
(Fotografía tomada de la Red)
¡¡¡clavando nuestras miradas en la corriente, hemos querido escuchar cómo las aguas al pasar parecían susurrarnos las notas de una conocida canción de nuestro anterior pasado. Y nos hemos puesto a tararearla de pronto…!!!
ResponderEliminarEsta parte, está "superior"... ¡Me Gusta!
Precioso te ha quedado José Javier...
Un abrazo, Mía
A mí también me gusta esa última parte, Mía. Muchas gracias por tus comentarios. Un abrazo.
ResponderEliminarBuenos días:
ResponderEliminarMaravilloso texto de amor has plasmado y ese concierto de Aranjues del maestro Rodrigo creo que a más de uno nos ha enamorado tomados de la mano
Saludos y feliz martes
Muchas gracias, Gaviota, por tus palabras.
ResponderEliminar