SENSACIONES QUÉ PALPITAN

El reloj de la vida, lleva sonidos equidistantes en su interior, que guardan vestigios del latido.

Los reparte aquí y allá al intentar buscar las diferencias que existen, entre sus ecos.

Tiene movimientos que dicen llamarse "latidos", que juegan y desean ser vivos.

Llevan sentires en su haber, quieren saber doblarse, para poder compartir instantes sin tener una relación especial o sí, quién lo diría, a veces, se complementan y otras se distancian.

Viven inmersos en las emociones, y tratan de ser sentimientos que afloran sus sensaciones, unas veces son inexplicables y otras sencillas y normales.

Dibujan sus movimientos como si fuesen puntos y líneas que quieren ser partícipes de una verdad palpable en la realidad de un todo.

Lienzos en movimiento que surcan el Universo, cual rayos avispados
entre los espejismos del desdecir
vístense, como vendavales al ataque…
siguiendo el curso innato, bajo su nombre
Avatares son renglones, y… se visten de osadía
alcanzando misiones imposibles de llegar
Tarjetas de signos móviles y sonoros,
deslizan ese clamor
intrépido y locuaz,
Imaginación en los instantes…
con la fuerza de los sentidos,
que huelen… a perlas mágicas
Densidad entre sus contornos,
la que se plasma al pórtico del instante visitable
Originales y dolorosos, en muchas ocasiones
deambulan en solitario
hasta conseguir la unión perfecta
Sauces de ramaje largo, relajan su flota
volteando su amplitud
hasta el más inverosímil rodaje,
llegando a la unión del sonido
al chocar su conjunto
aliando las sensaciones,
bajo el colofón de la unión portátil

Lánguidos son los latentes latidos, cuando escuchan la presencia del significado de sus palpos designios, al sentir el aguijón del bizarro palmeteo incesante sintiendo el atronador y precipitado golpeteo, al pinchar con ahínco las membranas de los músculos que se pelean para ser mucho más divergentes, cada vez que se alteran sus sentidos más inhóspitos al chocarse con las lianas que habitan en el interior de seres incandescentes, queriendo atrapar con ahínco el sónar de su más innato tapiz de fibras, las más valiosas del lugar. Su lucha es tan feroz, que incluso, se dañan ellos mismos, sin quitarse importancia, pero, dándose increíbles lanzazos, igual que si tirasen de cuerdas con anclajes enormes para reventar esos lazos que un buen día unieron su ensamblaje irreal.


Así se muestran los latidos, cuando ya no saben alcanzar sus propósitos normales y en ocasiones se vuelven audaces, para desatinar lo que a su alrededor acontece. Es la fiereza inesperada que podemos encontrar en su incansable caminar. Mostrándonos que sus pálpitos son necesarios para dar realce a su vivir o a su terminar y son capaces de darlo todo en muy poco o quedarse impasibles, por un nada, el cual, quizás les importe lo más mínimo. Sus diferencias las encontramos en la vida y la no existencia, esa que nos asusta algunas veces y no sabemos comprender su forma de mostrarse ni su determinante desinterés por el alrededor más ajeno o más próximo. Se alía a nuestro caminar sin que le hayamos pedido la vez.

Son zumbidos que suben y bajan, como si de una carrera de obstáculos se tratase, van haciendo curvas y rectas, cuando serpentean los rectángulos y se enraman en formas diversas, llegan hasta el corazón o se enlazan en ángulos que a la carrera se arrojan, sin mirar que hay en el camino, suben y bajan cuestas a la velocidad del sonido, se estrechan o se estampan, se paran o se disparan, se sientan o se descalzan, y no saben por dónde girarse qué, se descuelgan entre las paredes del mordisqueo, intentando comerle terreno al consentirle más de la cuenta, y su tañir se convierte en resplandor, ese que sabe lo que quiere y desea ser más que su propia vida, el latir latiendo su latido lleno de latidos latientes.

El sentido se muere cuando un corazón deja de ser efectivo, y se va dejando su sonar, pierde la batalla al final del todo, llega la pérdida incomparable de sus latidos.

©Mía Pemán – Palencia – España

Comentarios

  1. Muchas gracias Greg, muy amable... un bico grande,

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  2. Cuanto más lo leo más magistral me parece. " latidos ,"

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  3. Ya me diréis si queda mejor así con fondo blanco, va quedar como opine la mayoría,
    yo prefiero negro... ? Y vosotros/as?

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  4. Muchas gracias Araceli, la verdad, que no quedó nada mal...
    Un beso, Mía

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  5. Hombre, tampoco está nada mal... .
    A ver qué dice la gran mayoría...
    Lo tendremos qué echar a SUERTES, a ver quien gana... Sí "don BLANCO" o "don NEGRO"... qui lo sa, habrá que lanzar la moneda al aire y mirar de qué lado sabe caerse... jajajajajajaja...
    De todas maneras, ya me había acostumbrado a "Don Negrito", por qué, de igual manera se le pueden poner letras en color y quedan... de Lujo... osease, mi VOTO... va por el NEGRO... ¿Cómo te quedaste...?

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  6. Intenso, profundo y describiendo una realidad que, quizás, pocas veces nos paramos a pensar en ella; pero el "latido" existe, como muy bien lo describes aquí, Mía.

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  7. Claro que sí José Javier, y lo tenemos siempre al lado, en cada instante de nuestro existir, es el que nos guía en nuestro más fiel caminar por la vida...
    Me alegra te haya gustado... un abrazo, Mía

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