Era un día de lluvia,
otoñal, por azar del
destino nos volvimos a ver
y recordamos mucho
tiempo atrás.
Fue casualidad nos
miramos y no dijimos
nada, tan sólo nuestra
mente viajó al pasado.
Cuando tú me tomabas de
la mano y corríamos
camino en dirección,
a esa playa de amor.
Y nos dejábamos
llevar por aquel…
olor ¡a mar! .
Y se avivaron los
los recuerdos de
momentos felices y
de repente casi sin
darnos cuenta nos
sentamos a recordar,
mucho tiempo atrás,
cuando nos envolvía
la pasión y la lujuria.
Cuando no pensábamos
en nada, así es la juventud
y nos invadía la locura
y hacíamos el amor con
la pasión y el desenfreno
de esos maravillosos años.
Inolvidables caricias
y besos apasionados,
de repente el frenesí,
se hizo dueño.
Y sus manos rozaron
mi cara y yo no supe
que hacer y me
dejé llevar por los…
recuerdos sin más.
Tus labios, besaban
mis hombros y Tu
lengua recorría mi
boca.
Me susurraba al
oído ¡todavía te amo!
De mis labios salió
un quejido…
¡no digas nada!
y sigue amor mío…
no quiero despertar,
de este sueño,
junto al mar y el
olor a sal.
Y no me voy a sentir
culpable, de esta feliz
tarde…
ni de hacer el amor con él,
después de tanto tiempo,
ha sido culpa del destino,
y estoy muy feliz…
aun sabiendo que nunca
jamás te volveré amar.
Gaviota
© Carmiña Carmela (Gaviota)
Comentarios
Publicar un comentario