A mi amado hermano, Arturo Arias Forteza.
A mi hermano Arturo, lo recuerdo niño
Alto, desgarbado, once o doce años...
Rebelde, valiente, pantalones cortos,
Cuerpo larguirucho,
El cabello lacio, cubriendo su frente.
Siempre, inteligente. Con sus ojos verdes,
Del color del trigo que no está maduro,
Verde de aceituna, de la lima el verde,
Con el brillo argente de un rayo de luna.
La luz de esos ojos, no he visto... ninguna.
Ojos que preguntan, aprueban, cuestionan
Fronteras traspasan, saetas de fuego,
Si algo los trastorna.
Dulces y pacientes, la razón los torna.
Inquietos desnudan, inquieren, razonan
Al saber de tu alma, también te perdonan.
Los años pasaron y en ellos dejaron
Un color distinto... ya no es del verde
Tierno de la lima,
Ahora tiene visos de gris y acerina
Se esfumó el fulgor del rayo de luna
Más, cuando sonríe, por segundos capto
Argente, fugaz, la luz de la luna,
El verde del trigo y de la aceituna
De la lima, el verde,
Esa luz ninguna que miré en sus ojos
Cuando nuestra vida aún era... cuna,
Con mi madre joven, decidida, altiva,
Con el Oso Bimbo, jugando al torero
Yo, era candorosa y Arturo... medía
Alcances de vida que yo no veía.
¡Tanto por hacer, todo por vivir!
Y haciendo y viviendo, se nos fue la vida.
Aquella mirada de mi hermano niño,
Llenó mi retina, grabada en el alma
A través del tiempo, la tuve dormida.
Y despierta ahora que lavo mi patio,
Que miro retoños entre mis macetas,
Con verdes distintos, rociados de luna.
Yolanda Arias Forteza.
A mi hermano Arturo, lo recuerdo niño
Alto, desgarbado, once o doce años...
Rebelde, valiente, pantalones cortos,
Cuerpo larguirucho,
El cabello lacio, cubriendo su frente.
Siempre, inteligente. Con sus ojos verdes,
Del color del trigo que no está maduro,
Verde de aceituna, de la lima el verde,
Con el brillo argente de un rayo de luna.
La luz de esos ojos, no he visto... ninguna.
Ojos que preguntan, aprueban, cuestionan
Fronteras traspasan, saetas de fuego,
Si algo los trastorna.
Dulces y pacientes, la razón los torna.
Inquietos desnudan, inquieren, razonan
Al saber de tu alma, también te perdonan.
Los años pasaron y en ellos dejaron
Un color distinto... ya no es del verde
Tierno de la lima,
Ahora tiene visos de gris y acerina
Se esfumó el fulgor del rayo de luna
Más, cuando sonríe, por segundos capto
Argente, fugaz, la luz de la luna,
El verde del trigo y de la aceituna
De la lima, el verde,
Esa luz ninguna que miré en sus ojos
Cuando nuestra vida aún era... cuna,
Con mi madre joven, decidida, altiva,
Con el Oso Bimbo, jugando al torero
Yo, era candorosa y Arturo... medía
Alcances de vida que yo no veía.
¡Tanto por hacer, todo por vivir!
Y haciendo y viviendo, se nos fue la vida.
Aquella mirada de mi hermano niño,
Llenó mi retina, grabada en el alma
A través del tiempo, la tuve dormida.
Y despierta ahora que lavo mi patio,
Que miro retoños entre mis macetas,
Con verdes distintos, rociados de luna.
Yolanda Arias Forteza.
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