Gaviotas



Andaban revueltas las gaviotas de nuestro mar esta tarde. Sobrevolaban un tanto inquietas y como en círculos concéntricos nuestras cabezas, queriendo mostrarnos seguramente algo que yo no supe entender. Resultaba raro a la par que desconcertante, tanto vuelo de ida y vuelta en círculo, sin que en ningún momento hiciesen ademán de tomar tierra y posarse sobre el acantilado o sobre algunas de las farolas del paseo.

Sería acaso que erraban nerviosas tras haber adivinado tu marcha del lugar al día siguiente?; luego de haber divisado desde las alturas los preparativos que hacías en tu terraza con vistas al mar, para dejarlo todo recogido hasta una próxima visita. Ellas, que cada mañana te visitaban desde su posición sobre el aire para darte los buenos días a su manera –incluso alguna más atrevida llegaría a posarse más de un día en la barandilla de la propia terraza-, y que luego al atardecer planeaban su vuelo también sobre la misma perspectiva.

Ellas notaron a buen seguro algo diferente en tu forma de actuar y previeron tu marcha al finalizar tus días de vacaciones junto al mar. De ahí su inquietud por la pérdida de tu compañía y querrían demostrártelo de esa manera. Inquietud que siento yo también al sentir que te pierdo para una larga temporada, hasta que otros nuevos días de vacaciones nos vuelvan a unir en este pueblo junto al mar. Pero en esta ocasión lo tengo ya bien meditado, tras haber arreglado también los temas laborales; y en el paseo de esta tarde te lo confesaré.

Esa será mi sorpresa: me voy junto a ti a tu ciudad. Mañana realizaremos juntos el viaje de vuelta. Y, eso sí, nuestras próximas vacaciones serán en este lugar, juntos tú y yo, y nuestro grupo de gaviotas, que seguro sabrán cuidarnos la casa en nuestra ausencia con sus visitas diarias sobrevolando nuestra terraza…

© J. Javier Terán

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