LA ROSA (Enero , 2011)

Aerys_Trono_de_Hierro (1)

En un regio castillo hubo un monarca

que reinaba infeliz; pues,  nunca pudo

encontrar un amor del todo suyo.

Y ya viejo, muriéndose de hastío,

hizo llamar urgente a su castillo

a cuanta joven dama, libre fuera.

Su esposa y reina haría,

a quien, por suerte, hallar pudiera,

y le entregara el regalo más sentido.

Hubo muchas que joyas le entregaron

vasijas llenas de oro le llegaron;

vasija oro

mas, nada compensaba la tristeza

que en soledad al rey lo consumía.

Una tarde, cansado por la espera,

abrió una caja sencilla y rústica

que por simple, antes, no viera.

Encontró una rosa ahí marchita

blanca fue, con albura desmedida

ya pintaba de tonos desleídos,

macilentos y tristes amarillos

El rey, triste,  la miraba

no pudiendo entender lo que veía

¿Cómo una rosa así fue despreciada,

cómo la simple caja, no veía?

Con cuidado la tomó en sus manos,

manos recias, cansadas de abandono,

y corriendo al estanque más cercano

la posó en el agua, con cálida presteza.

rosablanca marchita

Esperó largo rato a que la rosa

bebiera vida, de liquida pureza;

mas, nada sucedía.  La rosa no vivía.

Desolado, la recogió del agua, con cuidado

y a sus labios llevó la mustia rosa

su ligero dulzor le tocó el labio,

el antiguo esplendor surgió en su mano,

la rosa... blanca, se volvía

rosablanca

y su aroma en el aire trascendía.

Atónito quedó el monarca,

llamar mandó a quien le enviara

tan sencillo y especial regalo.

Queriendo obedecerlo, no podía,

la dama que lo enviara, se moría

con una rosa roja, marchita...

¡Ahí, en su mano!

Llega el monarca al lecho de la amada,

de rodillas, en el supremo acto de abandono

cierra sus ojos, besa sus labios y bebe su aliento.

Searila-muerta

Años después… muere el monarca.

Mudo testigo de toda esa grandeza

sólo el estanque, en ruinas, permanece.

Un hilo azul, de infinita tristeza,

surca sus aguas y en llanto, lo humedece.

Arrastra el viento, en noches, como ésta,

un dulce aroma de rosas, que... florecen.

Semeja ser sólo, otro cuento triste;

mas, la verdad, en mi memoria existe.

El alma estanque de mis noches grises

hilos azules en maraña umbrosa.

Llanto reseco. Viento furioso,

Invade el alma, sin aroma a rosas.

Yolanda Arias Forteza

Comentarios

  1. Preciosa historia de un amor incumplido, por no llegar a tiempo, se quedó desolado y en tristeza completa...
    Son las penas del alma enamorada, que nunca llegan a encontrar esa persona añorada, pues, por más que la buscan, se queda en una sala, a la espera de ser alcanzada esa mágica esencia de la vida y el vivir...
    Un beso grande...

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