Soy alma en castigo que, perdida
en sombras, te sigue los pasos penando
por verte. Te tengo en mis brazos,
sumida en los tuyos. Amante silente,
cada noche inerte, cada noche niño.
Te busco en las rosas, entre los narcisos,
en ondulaciones de agua luminosa en que te semeja,
el vaivén eterno que te mece a diario
en mis acertijos, de anhelos y versos
que nunca te dije, tu voz encriptada
en el pensamiento, preguntas perennes
quedan sin respuesta, anhelo del alma,
mi sólo tesoro, incólume, fijo, sublime
cariño, de entraña rasgada.
Compañero eterno de mis soledades,
ven a consolarme, a besar mi alma,
como ya fantasma besaste mis labios.
Bebimos alientos de anhelo incubado
y tacto imposible, entre la ternura
de los sentimientos. Recuerdo por siempre
vagas en mi cuerpo; pues, ya de mi venas
eres alimento ¿amor que me invento?
No quiero saberlo. Si, engaño, te tengo.
Te pierdo, si… cierto.
Yolanda Arias Forteza.
Comentarios
Publicar un comentario