Aferrada al pasado, antes vivía,
sin comprender que nada ya importaba
si el momento presente no apreciaba.
Pasarían, como pasó mi vida, presentes
que esfumaba veloz, el calendario.
En plena primavera me contuvo y fue
en color, hojarasca de otoño apresurado.
Sólo una vez volvió concomitante,
a irrumpir rebosante de quimeras
Y se inundó de luz mi medio día
Y se volvió luciérnaga la noche
Era insomnio anhelado la alborada,
Acunada en sus brazos… arrimada.
Nunca su cuerpo supo de mi cuerpo,
Ni de mi boca su boca, el aliento.
Di vida a un sueño, galopante, extraño;
Cuando, aunque vivo, fuera lejanía…
Ahora, él ha muerto. Mi materia, viva.
Manos y mente en colusión porfían
Porque trascienda su poesía en la mía.
Yolanda Arias Forteza
Y se inundó de luz mi medio día
ResponderEliminarY se volvió luciérnaga la noche
Era insomnio anhelado la alborada,
Acunada en sus brazos… arrimada.
¡¡¡Bellos los cuatro versos... Yolanda!!!
Un beso grande,