Y sucedió, tu amor me sucedió a pesar
de todo lo que hacía parecer que sería
de otro modo, que nunca llegarías
que como me decían el amor que soñaba,
ni siquiera existía. Atávica creencia
con que crecí tatuada por eventos
y pérdidas y a pesar de mis miedos
y no obstante tu altura, hice a un lado
los credos que tenía en mi interior,
me entregué a tu querencia y la ausencia
no tuvo relevancia mayor. Olvidé
la costumbre de vivir sin amor
y tu ternura toda se quedó alrededor,
endulzando mi alma, haciéndome mejor.
Ya no estás en el mundo, tu alma
se vierte ahora, en planos siderales
en los que no entro yo, y a pesar
de que vives donde no vivo yo,
cada noche en mis brazos, eres sombra,
que acuno en, nocturno... temblor.
Yolanda Arias Forteza
Preciosos versos, a un amor, que ya no está...
ResponderEliminarUn beso, Yolanda... escribes, de maravilla.
Puede ser al revés... está porque ahora no sé si alguna, vez... estuvo. Galimatías
ResponderEliminar¡¡Qué buenísimo... ostras, Yolanda!! un beso
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