Entre palabras, se mueve el semblante

 

 

CAM00767_Convento de San Pablo,Palencia_©Mía Pemán

 

Sonaron las campanas, tocaban rápido

no eran a lo loco,

su tañir decía muchas cosas…

tantas, qué los instantes lloraban

y su agua cristalina, se confundía

con las hojas que la lluvia había dejado.

 

Un niño le preguntaba a su mamá,

¿por qué toca tanto, mamá?

seguía tocando levemente, y no paraba

su mamá le dijo,

¡mi niño querido, es qué

se quedó enganchada, mi cielo!

tañía, como si le doliese el alma

y volvió a repicar la lengüeta

de esa campana, que se veía en lo alto

tras las ventanas del sentir campanil,

allá en las alturas del campanario

en aquella espadaña enorme,

su golpeteo quiso dar a entender

qué su melancolía, tenía un por qué.

 

En la plaza grande,

una iglesia enorme había

era la de San Pablo,

que al mediodía su reloj

brotaba su voz natural,

para decirle a los lugareños

que el mediodía estaba ya cerca.

 

El niño entonces, pudo comprender

qué le estaban hablando las campanillas,

llamándole a entender lo que más adelante

podrían decirle algunos días,

los que por allí pudiese un día pasar

y les sonrió, con carita de ángel infantil,

por fin, su mamá lo cargó en los brazos

marchando a su casa quizás,

contentos y hablando

lo qué allí, su niño había aprendido.

 

Palencia, martes18agosto2015.

Poema, n29/2M15.

©Mía Pemán

Comentarios

  1. Afortunada tu que aún puedes escuchar las campanas en este mundo irreal donde está ya todo mecanizado y el tañer de las campanas ya no suena a natural.

    besiños... me gusta...!!!

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  2. En algunos lugares, ese tañir, todavía suena a limpio, porqué, la tecnología, puede les suene a raro... pero, todo es posible en este mundo de hoy en día, Greg...
    Me alegra te haya gustado, y es una historia, que justo pude ver, el martes de la semana pasada, y me quedó, porqué, me recaté a escucharlo de primera mano...
    Petonets...

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