Yo de ti me nutria alegremente
y en mis días
escondía el canto
de los grillos y el campo y la luz
para revelarlo a ti
en la tarde de verano
Bajo el cerezo
después del acople
de nosotros recogía
aquella danza terrenal
y te perdías
entre mis brazos
como desnuda presa
y reflexionaba
sobre tu belleza y mi placer
Luego
has querido llevar
esta espina de acero
dentro de nuestra carne
como una guerra vivida por años
Ahora tengo en los huesos el habla soez del tiempo
escandido en la lengua del amante
Pero el juego de lo obsceno
ya no me molesta.
© Greg D.
¡¡¡Caray, qué bonitas letras escritas en versos!!!
ResponderEliminarTe han quedado geniales, don Greg...
Petonets, moitos...