Hoy escuché a Tchaikovsky nuevamente,
Después de sesenta años de silencio
Concierto en Do mayor opus 35,
El mismo de mi arrobo adolescente
Que a media luz sonaba suavemente,
En un negro acetato que era entonces
Privilegio de ricos y pudientes.
Lloraba en el diván emocionada,
Dos discos desgasté, tanto tocaban.
Ese concierto fue con su romance
El impulso vital de la armonía
Que encaminó mi alma a la belleza
Extendiendo mis alas de poeta.
Qué elevación en mi alma se desata
En las notas que estallan en caricias
Qué sensación de tiempo estacionado
Qué realidad, mi cuerpo diferente.
Mientras, la vida permanece a un lado
Esperando paciente a que regrese
De ese sueño que entonces, fue presente.
¡Qué suenen los violines, y desborden
En lágrimas adultas mis quimeras!
Y que sigan perennes resonando,
En mi mente, por siempre adolescente,
Las incipientes notas que me dieran
El alma de poeta, en la que medran.
©Yolanda Arias Forteza
Agosto 6, 2013 18:15 hrs.
Que maravilla de poema Yolanda, lo has descrito también que hasta incluso escuché sonar ese violín.
ResponderEliminarFeliz martes bella
Fantástica oda...
ResponderEliminarMil gracias por compartirla. :)
No estaría de más que escuches el Concierto.. seguro te cautiva como a mí, vuelo... subyugada. Gracias, Carmen
ResponderEliminarPrecioso poema, con ese Concierto, que te llevó a ser poeta y por eso, escribes cosas tan estupendas y magníficas...
ResponderEliminarEstoy escuchando ese concierto, y te lo acabo de compartir...
Un beso, Yolanda,
Gracias Mía. Lo estoy disfrutando... me regreso a mi adolescencia, con todo, por... venir.
ResponderEliminarcasal-casalita, vivencias que eliges temprano y dejan huellas imborrables que te siguen toda la vida... Gracias.
ResponderEliminarhttp://www.gratistodo.com/gifs-imagenes/flores/rosas_amarillas/n_blu302.gif = Un beso,
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