Sopas de Ajo en Otoño

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Solariegas siempre han sido,
más qué ricas, diría yo, que sabrosas
Orilladas parecían, encima de la trébede
calentando los primeros motores del sabor refinado
Pan retrasado y boquiabierto,
desmenuzado o en mendrugos refinados
Antesalas en la mesa, se servían
los tropezones acostrados
Se dice se comenta se rumorea y se habla, más de la cuenta
cuando a la cazuela o sartén o puchero bajo,
sin asas o con ellas salen todos los ingredientes
agua, aceite, sal, una cabeza de ajos,
dos huevos a ser posible, frescos
chorizo, jamón o lomo adobado,
pimentón, pimienta, unas ramitas de perejil y orégano
una cucharadita de vinagre, para el sofrito final…
algunos llegan afirmar,
qué esta receta salió del pucheril pobre
a la falta de abundancia en los campos castellanos,
pero… da la casualidad que no fue así
todo lo contrario,
viene a ser una receta de pastores
y labriegos, que unos buenos días
les sobró pan y otras cosas en la fresquera,
entonces, la decisión de las cocineras se tomó
muy sabiamente por sus cabezas pensantes,
el resultado final… fue el que conocemos ya todos
las “sopas de ajo” famosas de la comarca de la Ojeda
siendo un plato de postín en los hogares de labranza,
pasó a ser más tarde algo principal y esencial
para las grandes fiestas y comensales de lujo
un primer plato, lleno de condimentos naturales
que al estómago sentaban a las mil maravillas

Decibelios se compartían, entregados
a sorbos largos y cortos
Estirados en el rebozo, como si fuesen
desfasados de un listado

Aceites refinados, los más deleitados,
saltan en la sartén
sin ton ni son,
rezumbones se vuelven y airosos capricheando
los sentidos de los que allí andaban esperando,
a la qué vuelta se daba la cocinera
ya estaban con la cuchara bien relista,
para sacar la primera toma y daca
que al buche les llegaba, de tanta exquisitez
no podían dejar de sopar las cucharas,
hasta qué un buen cucharazo les llegaba justo al capirote
Jaleillos le dan al pimentón, don vinagre y doña perejil
desean ser los primeros en retozar dentro del mandil,
salían los menudillos de lomo
baila que te bailaban a su entero zapateo…
Ojuelos de pucheros, va poniendo doña cazuela,
que el huevo deshilachado va de carrerilla
arreándose los bailes de salón,
juntándose con don chorizo y don orégano
para darles el sabor encendido

Ese que un buen día se saltó del camino
y fue a parar de lleno, en la puchera
de casa de mi abuela, doña Engracia
que sabía un potosí en cocina,
al horno de pan le daba candela
y a las matanzas dejaba exhaustas,
con sus embutidos de pancetas
chorizos, jamones y encurtidos a las potas
cuando el barro encendiase como un descosido,
les guardaba la compostura
al hacerse riquísimas morcillas de arroz y cebolla,
No solo eso… cocinaba que daba gloria bendita
y los pastelillos y galletas de repostería fina,
la mejor de su pueblo era sin dudarlo un momento

Oteando llega ya don OTOÑO,
nos trae suculentas viandas
que de plato y cuchara
pueden hacerse bien fáciles,
Trotamundos se le podría llamar
pues, viene ya acostumbrado
bajos los mantos bordados, regantes
sirvense de giganteas, verdes
amarillas y pipas oscuras, de aceite
piñones, de pino alto
moras, frambuesas,
andrinas madurándose
en sus zarzas de espino pincho,
Ocarinas al muelle del sentimiento
resurgen airosas y cantarinas,
saben ser de especial linaje
y no necesitan más que un membrillo,
suavizando con primores los gustos
dándole la vez, en serio
al extremo del paladar más delicado...
Ñoras, a la despensa
cualquier guiso se vale y aprovecha,
y se le pueden poner unas pizcas
acompañándole, a la Sopa de Ajo
que le da un gusto más rebuscado,
unas muescas de pimienta molida
al gusto, no más qué se ensalce demasiado
por si de caso, al final… siempre mirar
antes de servir o añadir algo más,
sazonar al gusto de la buena cocinera
Ojeando los colores de los parques
sus hojas, se van cayendo
para luego cambiarse la piel,
fibras de su corteza alisada
gruesa o cóncava, agreste y natural
ya se nos acercarán con las hojarascas
para encender una buena lumbre,
al cobijo de su mejor leña
cuando el calor, nos dé ese aroma
sin cansarse el olfato, oliendo sin más
jugando a ser estelas
entre los senderos que nos regalará
su excelsa majestad, don señor OTOÑO,
y por nuestra parte
vamos a recibirle, prestos
dándole la bienvenida,
con su mejor baile de cambios
cazuelas, sartenes, cucharas, cubiertos
copas, vasijas de cristal, y le añadimos
los manjares mejores del lugar,
así contento entrará a formar parte
y nuestras vidas, mejor sabrá cuidar

Sírvase todo, bien aliñado y compuesto, en vasija de barro con un poco de alza, para que sea más gustoso el caldo y la sopa, de esa manera, el calor se mantiene por más tiempo. Así llegará mucho mejor al gaznate, como decía mi abuelo, el señor Pedro, que le daba de gloria a la cuchara, al pan y a los tropezones que allí se añadían. Cuando el otoño llegaba, todo lo de la época se iba acercando de otra manera y sabores te llegaban, diferentes a los de ahora, que todo el año los tenemos en la mesa.
Y, para no hacer esperar a los próximos comensales, iremos a preparar la siguiente receta, venida de mi abuela, doña Engracia y luego de mi madre, doña Antonia.
Volviendo a recoger todos sus ingredientes, añadiendo alguno más, que al final se han de necesitar, vamos a ello para no hacer esperar nada más…
A la cazuela o sartén, añadirle agua fresca, sazonarla, mientras va hirviendo a fuego medio, se coge una cabeza de ajos, se pelan, se van troceando, y se dejan unos cuatro ajos pelados, para más tarde. Se va partiendo el pan de antesdeayer, y si puede ser, pan bregado… muy finamente, sin ser rebanadas grandes, más bien pequeñas, en trozos pequeños, se deja aparte. Cuando ya está todo partido, se añade a la cazuela, sin subir el fuego. Mientras se va haciendo, en una sartén aparte, se irá haciendo el lomo, cortado en dados, no demasiado gruesos, luego, el jamón en tacos, y por último el chorizo, que no se queden hechos en demasía y dos trozos por comensal. Dejar separado, y mientras ver cómo se va haciendo el pan, que ya se le podrá añadir, el orégano y la pimienta, dejarlo unos minutos más, para que vaya cogiendo el gusto de estos condimentos.
Poco antes de empezar a hacer el sofrito, se cascan los huevos en un bol y se baten, y se apartan. Se prepara también, una ñora pequeña, se ha de dejar en remojo desde el principio, para luego poderle coger toda esa carne roja que lleva y ponerla en cuanto esté, a la sopa, es otro gusto, que le añade un sabor diferente.
En otra sartén más pequeña, se pone, un chorrito de aceite virgen de oliva, se va mirando que esté medio caliente, y se añaden los ajos y el jamón cortado, sin ser demasiado fino, a medida que se vaya viendo cómo se va haciendo, se le añade pimentón dulce rojo, y con una cuchara de madera, se va dando vueltas, para que todo se unifique, y por último, al estar casi al final, se añade una cucharilla pequeña, de café, que lleve vinagre de vino, se deja que coja algo de cuerpo y nada más terminarse, se echa en la cazuela, dejándolo unos minutos, que ya se unan todos los ingredientes y se hermanen al completo.
Para finalizarlo, con una cuchara o cazo mediano, se coge el huevo batido, y se va echando en la cazuela, para que se vaya hilando toda la sopa, subiendo un poco más el fuego, para que no se cuaje de sopetón.
Y, antes de servirlo bien caliente, se mira, como pueda estar de sal, y si le falta algo, añadir un poco más y dejarlo dos minutos tan solo.
Se servirá en tazas o cuencos prestos a tal efecto, y si son cazuelas de barro mejor que en plato, así podrá mantener su calor constante, y el sabor será de excelente calidad, hasta llegar a su lugar exacto… previamente se calientan, encima de una madera puesta encima del fuego ya apagado, para darle un toque más especial, entonces, se va sirviendo la sopa, y para finalizar, se van poniendo los tropezones, de jamón, de lomo y de chorizo, más los costrones del pan bregado,  que se habrán pasado por la sartén en el último momento, poco a poco, sin ser de sopetón, si no, se quedan apelmazados… y para terminar, se añaden las hojas cortadas del fresco perejil, así más agradable será al tomarlo… será el adorno qué a quién le venga de gusto, lo podrá tomar, y todos a la mesa, podrán empezar a tomar su “sopa de ajo”.
Ahora, tan solo, desearos… un feliz otoño, con el gusto de probar, las veces que queráis disponer de esta sencilla receta, que tanto sirve para un día normal, como para recibir una fiesta de lujo en la casa de cada uno… y, para despertar el Nuevo Año, está de perlas, una magnífica opción, que además es de órdago, por los manjares que lleva dentro de sí mismo.

Palencia, lunes21septiembre2015.
Acróstico n39/2015
©Mía Pemán

Comentarios

  1. Toda una amplia receta, paso a paso, además. En verso y en prosa, que nos acerca a las famosas "sopas de ajo", tan prodigadas por estas tierras de "pan llevar" (nunca mejor dicho) y que tan exquisitas resultan al paladar, aparte de que, en tiempo de frío, te entonan el cuerpo que es una maravilla. Así que, según se vayan acercando los fríos, habrá que echar un vistazo a esta receta. Un abrazo, Mía.

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  2. Caray... veo que te ha gustado... eso está genial.
    ¡Ya la puedes coger, y pasársela a tu mujer, para qué la pueda hacer y las podáis disfrutar!
    Seguro, que verá extraño, lo de la Ñora, pero, mi abuela, secaba pimientos que tenía de esa manera, y luego los utilizaba en las sopas de ajo y en los demás guisos que solía hacer...
    Son catalanas, y las empezó a tener y cultivar en su huerto, a raíz de un hermano de mi abuelo, que vivía en Cataluña, y una de las veces que vino a verles, les trajo semillas... por eso, ha sido la idea de añadirlas.
    No es muy común, que por aquí se haya hecho, solo lo conocía por parte de ella y luego, claro, cuando nos fuimos allá...
    Como te ponía en el otro comentario. También, se suelen poner, todo el año, cuando las épocas mal se portan y nos acercan esos fríos... claro está, vienen de perlas, por la contundencia de su contenido y por la cantidad de sabores que llevan en su interior y lo riquísimas que son...
    Un abrazo, Javier...

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  3. http://img9.dreamies.de/img/289/b/9594jqr2n3q.gif
    ...Me regusta....
    Felicidades Mia ,bien redactada tu receta, como dice Jose Javier entonan y llenar en buche, cuantas veces las habré echo en mi bar y ahora en mi casa, pero es receta Ruiz, vengo de familia de cocineras siendo yo también, besotes

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  4. No me digas que eres empresaria de la hostelería, Manoli... qué cosas, nos has de decir dónde tienes el negocio... en privado... ¡Tiene que estar la mar de bien!
    Osease, eres de familia arraigada, y familias Ruíz, también hay en la Montaña Palentina y en la zona del Boedo... qué gracia... ¡muy bueno!
    Me alegro te haya gustado... un beso grande,

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  5. Como siempre nos regalas... Sabor y arte, arte y sabor con una explosión gigantesca de maravillosos colores que dibujan bellos arabescos. :)

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  6. Me alegra te haya gustado, espero, las hagas algún día, y si eso pasa, prueba estos matices, quizás te gusten... y, los puedes hacer propios... un beso

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  7. Anda, te había contestado, y ahora me doy cuenta, que se ha perdido, no se ha quedado el comentario que te había puesto.
    Este Internet, está chaveto... aunque, no es la primera vez...
    ¡Me alegra te haya gustado este conjunto armonizado, como dices de sabor y arte y colores arabescos!
    En principio, iban a ser dos poemas-acrósticos diferentes y lo de la prosa, ya salió justo después, al unirlos y formar tan solo uno.
    Pues, al leerlos por separado, me quedaban cojitos, no les llegaba a ver su esencia la completo. Así pues, pensé en cobijarlos uno dentro del otro, y al final, fue cuando ya me agradaron más. Se conoce, se sentían solitarios y ahora, ya en compañía, se disfrutan de otra manera.
    Un beso grande, Olga...

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