Un relato de setenta palabras



A Celia de niña, le gustaba, caminar junto al mar, en aquel acantilado
se sentaba  en una roca a jugar con su muñeca.


Un día alguien, le robó lo más preciado, su inocencia y ahora se vuelve a sentar
en esa roca, pero ya no sufre, ni llora ni siente, su cuerpo quedó inerte como la roca.


Ahora hay una mirada vacía, al infinito, es una pobre muñeca de trapo.

© Carmiña Carmela (Gaviota)

Comentarios

  1. Ánimo, fuerza mucha voluntad amiga...
    Muchas personas hemos sido en algún momento de nuestra vida, muñeca/os rotos.
    Tq amiga... :)

    ResponderEliminar
  2. Triste historia que se repite más de lo que en realidad quisiéramos.

    ResponderEliminar
  3. Es cierto se repite sin cesar es una gran pena.
    Muchas gracias por opinar.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario