Nació en el Valle



Anidando en la montaña
nació en el Valle,
y entre truchas…
el sueño se adormece.

Imágenes intenta plasmar
en la luminosidad del día a día,
quisiera enseñar un verde prado
pero, tan sólo se acercaron grises nubes.

Setales se encontraban en los senderos
y aperaron su ruta, recogiéndoles
para más luego,
degustarlos en cazuela.

Días tranquilos se acercaron
y la chimenea encendida,
luces que se elevan
rellenando el ambiente.

Originales transeúntes
se acercan a observar,
mirando de reojo
pasando al interior,
son los puntos y las letras
quieren verse más de cerca
y saber para qué sirven.

Distraídos los días
atendiendo la clientela,
sentidos lejanos
discurriendo por el tiempo,
lugar ideal
de disfrute primordial,
paseos a la montaña
recordando sus inicios primeros
oteando los horizontes,
en los atardeceres y anocheceres
estrellados cielos
tranquilizan los sentidos.

Y, las enseñanzas partieron
hacia otros mundos,
ensenadas de amplios vuelos
en un corralillo parecían fueron a hundirse,
pero, sólo era una semblanza del interior
esa que se cree la única del lugar,
vientos del norte se acercaron despacio
cuando fuimos a ver su hondonada,
visitando tierras nuevas
de un posible futuro de mejor calidad.

Pamplona, 24 de marzo de 2003.
©Mía Pemán

Comentarios

  1. ¡Y como deben de saber esas setas a gloria!
    Mía, que bien escribes querida, debería escribir un libro, bueno
    o más.
    Feliz domingo amiga.

    ResponderEliminar
  2. Es también otro estilo diferente del que nos tienes acostumbrados en la actualdiad (sí, éste tiene ya algunos años). Le veo adecuado para participar en algún concurso, por su lirismo evidente. Me ha gustado.

    ResponderEliminar
  3. Justo tiene ya 12 años y 7 meses, lo hice en esa ciudad, fuimos con mi hermana, la que falta, que se llamaba Chelo (Consuelo), pero, ese día, el cual teníamos cita, se había estropeado una máquina primordial para hacerle una prueba, y al no hacerse nada y perder el tiempo...
    Nos fuimos a dar una vuelta, antes de ir a la Pensión, pues, ya era tarde para regresar a Tarragona, y nos fuimos al día siguente en la mañana.
    En una cafetería que estuvimos tomando un rico y caliente cafetilo, me puse a escribir y salió este poema.
    No tarde nada en hacerlo, y al leérselo, le gustó mucho.
    Ella, al igual que yo, somos de Salinas de Pisuerga. En ese valle verde, de tardes grises, allí nacimos las dos.
    Por eso mismo, lleva ese título original.
    Y, no lo he presentado a ningún concurso.
    Me agrada eso que dices "Le veo adecuado para participar en algún concurso, por su lirismo evidente"... queda la mar de bonito. ¡¡Muchas gracias, Javier!!
    Un abrazo,

    ResponderEliminar

Publicar un comentario