Un pasajero antípoda del Medievo



 


Cuando el tiempo se aproximó,
llegaron los días alegres y sencillos
aunque, ya eran distintos los momentos.

Tantos tiempos de añoranza, qué el olvido
llegó de inmediato,
no se cortó ni un sólo instante.

Lejanos los contornos fueron saliéndose,
como si no fuese una realidad palpable
la que se abalanzó y dando manotazos,
consiguió deshacer el encantamiento original.

Un no sé qué, en aquel semblante larguilucho
cantaba su extremada amabilidad,
llegaba con el ímpetu de un pasajero medieval
se distorsionaba,
no sabía quedarse en un lugar
y casi nada más avanzar, se notó su quedad
más sin pensarlo, ya lo anunció
traía malas artes y las dejó impresas.

Bambas acolchadas, de blanco satén
incansables andares,
mostraban su rudeza interior
pertinaz andante,
sabía lo que iba a venir y lo escondió.

Firmaba estampas de lugares extraños,
no sabía que el desdecir le cogería
y desprevenido se fue,
danzando entre las orillas del ser y no servir.

Los días fueron pasando y las esperanzas,
machacaron con ahínco las verdades a medias
por no decir… se calló bien la boca.

Pero, un buen día,
la propina sacó de cuajo
abalanzose,
para ir más adelantado
se propinó tal tortazo,
que sus pies se pararon
dándose de bruces,
en un suelo asfaltado
por no ver, ni vio su camino andar.

Cartas no sabía escribir, nunca
supo defenderse entre las líneas,
sacudía las letras contra la sed de hervirlas
bien sabía hacer, pucheros de mal agüero.

Lo andando le servía para no sentirse olvidado,
más… sus habilidades eran efímeras
cuando el cansancio le permitía quejarse, a menudo
tirándose de los pelos,
siempre decía estar cansado de la vida
porque, su existencia agotada estaba.

Pedía mucho y no daba nada,
claro está, a cambio
pensaba estaba dando
modernidad a los paseantes,
que miraban su pasimonia
verse en libros contorsionados
llegando a un incesante abandono.

Decía ser paseante de los mundos diferentes,
mientras los demás le veían pasar
sin ese garbo y con descuido,
se daba de gran admirador
y la vida le guardaba un gran secreto.

Por doquier fue dejando
amores insaciables,
queriendo más y más…
jamás quiso comprender,
lo que había desandado
sin llegar a comprender las verdades
promulgadas,
tras las bambalinas de la vida efímera.

Promulgaba sus vidas de familia,
esa con la que jugó
su papel principal en la vida,
mentiras iba relatando
cuando no, salpicándose
entre medias tintas, desteñidas
y en su propio hollín
llevaba, pespuntes a medio coser.

Las pobrezas de su sentir, salieron
no pudieron quedarse con él,
sus modos de vida
deseaban facilidad a manos llenas,
pero, tan sólo consiguió
ser un ave pérdida
en aquel mundo, deshollinado
con la aspereza de vidas acumuladas,
robadas en todos sus viajes
realizados en solitario.

Siempre la soledad de sus vidas imaginadas,
nunca logró ser algo especial
ese era su gran anhelo,
y al final de sus días
se cansó de ser la nada…de la nada,
no tuvo reparos en verse tal cual
sus idas y venidas,
para su mundo irreal
sobrevivía a puros ratos invisibles,
ahí estaba su propia oposición a la existencia
era un equivalente, repleto de sabieza
la indiferencia, le daba por igual
creía ser un viviente remodelado.

Rebeldías de sus años mozos, contaba
como si de un dios se tratase,
chocantes y ambiguos sus modales
no casaban con su formato actual,
llanuras de espesura
a cuestas se había calzado,
su perfil mejor, era antagonista
inconformista con su alrededor principal,
distaba de ser lo que podrías admirar
aun a sabiendas de sus esferas presenciales,
dejabase ver más actual que nadie
era un híbrido exasperante, pura fachada.

Un pasajero antípoda del Medievo,
decía ser incomprendido
por su raza y congénere,
reluctante a las normas del diseño
no bebía los mismos vuelos de los demás,
era inmensamente tenaz
en sus propios pensamientos,
salíase de lo normal
incluso, decía era paranormal
aunque le dieras un NO, por respuesta
su afán mayor era ser inverosímil.

Al medievo debió de pertenecer
en alguna fase de su realidad,
más no era tal verdad
esfumabase entre las gentes,
parecía un drácula más qué un humano normal
el sol, le comía su real existencia
cuando el día a día, lo vivía por las noches
ahí se movía, como pez en el agua
podrías decir era su hábitat natural,
tan sólo los días que iban
desde el otoño a la primavera,
toleraba mejor que su propia morada.


Palencia, martes 20 octubre 2M15.
Poema n44/2015
©Mía Pemán

Comentarios

  1. Son miserias de las que ninguno estamos libres y todos damos tumbos entre la honestidad y la falta de ella.
    Imperfectos si, pero no hasta el extremo de engañarnos y engañar y creernos nuestras mentiras y disculpar nuestros errores.
    Es tan real como la vida misma y de todo hay en esta vida Mia, es inevitable y con ello nos toca convivir.
    Da para pensar mucho y muy largo.
    Gracias amiga.

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  2. ¡Qué bueno! Me alegro de ello, pero, ha sido una historia real, como la vida misma, no vivida al completo, pero, sí en parte... ¡Muchas gracias por tus pensamientos! Un beso grande,

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  3. Esto es bárbaro, por lo real... piensan que nos han cautivado más en el fondo sabemos de qué pie cojean, y por educadas, los toleramos hasta que ellos mismos se dan cuenta de que son... intolerables. El amor como el agua, toma su curso y somos cauce que se cierra cuando el torrente no nos corresponde.... Moraleja.
    Un beso Mía.

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  4. Súper bueno, Yolanda... veo te ha gustado... eso está la mar de genial...
    La verdad, es qué así es... no siempre es una coincidencia, pero, en la mayoría de los casos, así pasa.
    Un gran beso,

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  5. Contundente, intenso y, por lo que dices, también realista, este relato tuyo de hoy. No puede decirse que acercándose al esperpento porque lo tuviste al lado y lo viviste; pero que se llevó lo suyo al final por su falta de todo...... Y a otra cosa mariposa......
    Un abrazo.

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  6. Ufff pobre fantasma, me da pena en el fondo, los que huyen de la luz me dan mucho miedo.
    La verdad tu texto sirve para reflexionar.
    Un abrazo

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  7. Así es, pero, es un caso superado al completo, que nunca tuvo una segunda oportunidad, aunque la solicitó, lo obvié al completo, y creo yo, se apesadumbró... pero, no le sirvió de nada, ¡qué hubiera sabido pensar bien con la cabeza y no con los pies o el qué dirán!
    Ahí... lo que bien dices, "a otra cosa mariposa"...
    Un abrazo, Javier...

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  8. Mia me gusto muchisimo es como la vida misma eres genial amiga..besos...!

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  9. Es qué, en parte, pertenece a la vida misma, algo vivido y algo contado, todo unido juntado, ha sido capaz de salir algo así, Celia.
    Un beso, celebro te haya gustado, gracias.

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  10. Un personaje que me suena mucho, dar poco y pedir mucho gran error, fue un placer volverlo a leer
    Un abrazo querida

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  11. Me alegra mucho... te guste de nuevo Carmiña.
    Era un personaje que pertenecía a un pasado ancestral, no se hizo nunca al nuevo mundo.
    Le salieron mal las cosas, y luego... las hizo pagar a toda persona que iba buscando y encontrando...
    Descubrirlo y conocerlo, no estuvo mal, pero... tal personaje, no era nada agradable hablar de según que cosas con él.
    Tenía una fijación de lo más simple, y era fastidiar, a quién, le daba la gana, sin previo aviso...
    Era descortés, cuando le placía... y demasiado quisquilloso con las personas que iba conociendo, que a la primera de vuelta, te ponía... de vuelta y media, sin venir a cuento.
    De esa manera, perdió a personas que le querían.
    Y, luego se quejaba le habían dejado plantado... ¡Lo cual, no era de extrañar para nada!
    Se quedó en su niñez hasta cierto punto, luego creció algo más, y cuando ya terminó su carrera, y se fue al extranjero, se volvió impersonal...
    Un faltón de mucho cuidado, en muchos aspectos de la vida. Quería le facilitasen la vida, cómo si fuese un rey... pero, vivía cómo un hippy y miraba a muchas personas amigas, por encima del hombro... sin saber ver el interior...
    Le encantaba le adulasen, pero... a quienes eso no les gustaba, los trataba bastante mal, y al final... todo el mundo, le dejó partir...
    Quienes le miraban cómo él hacía, a esas personas, les daba mimos y ayudaba... sabiendo lo qué opinaban de él.
    De esa forma, demostraba, qué eran tal para cual... sin abrir la boca, casi...
    Me encanta vengas a leer mis letras poemadas... un verdadero placer.
    Abrazo grandote,

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