EN UN RELOJ DE DIEZ

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En
un
reloj
diez
Con las cenizas de un beso
la luna un tango bailaba



en la noche solo por eso
tristeza vino a su pena



cuando el tiempo así escribió:
la razón del porqué y el cómo
estar siempre tumbada
después de un suspiro una rebelión.



Mil lágrimas intactas rodaron



por suturas del corazón. De nuevo



barcos de papel



bajaron hasta sus pies
el tiempo volvió   a marcar



sus horas



en un reloj
de diez



© Araceli García Martín



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