Y… HOY QUIERO CONFESARTE… (2)

Fotoguarida2

Con la mirada perdida, tal vez tras tu ausencia, mirando un fondo gris; allá a lo lejos, donde el corazón deja de latir, veo tanto silencio y se nublan las estrellas de mi cielo, que doy todo por acabado...

Y llueve insistentemente por los cauces de un recuerdo, por mi rostro, imperturbable, que acaricia estos tiempos de mi cobardía.

Donde los sueños me atrapan y el miedo se apodera de esta soledad mía, que me acompaña como si la muerte estuviera acunada en tu regazo, que es el mío.

Con la mirada perdida en ese más allá, tan cerca no obstante de mis latidos, todo se nubla en los recuerdos e intento despertar. Pero tú no estás, lo sé…

Hace tiempo que te fuiste; no sé dónde, porque nunca quise despedirme, para guardar intacto este sentimiento mío…

Que no lo dejaré agonizar, te lo prometo; aunque la muerte siga merodeando mi tiempo, siendo parte de mí, como la lluvia que se convierte en lágrima; como el olvido que se convierte en un sueño repetido.

Y está de más, que te diga que aún anhelo tus palabras; que deseo ese beso que se fue sin posarse en mis labios; ese abrazo que infunde valentía, y ese “te quiero” que sigue caminando perdido por mi corazón…

Y sigo con la mirada perdida tras ese fondo gris de mi melancolía. Y sigo manteniendo tu recuerdo intacto cada segundo de mis días…

Escucha hoy el secreto que quiero confesarte, aunque no sé si te llegará con nitidez. Si bien, sabes que el viento de mis palabras lo dejaré caer tan suave como una lágrima y tan dulce como este “te amo” que ahora te confieso para que llegue hasta ti.

Y has regresado, ¡oh amor!, ante la llamada que cada uno de mis latidos te hacía y te reclamaba; para sentir que nuestra historia es y será imperecedera.

Porque sabes que el amor es el eje de nuestras vidas, porque tú y yo sólo podremos vivir siendo uno. Con nuestras disputas, siempre enamoradas, y nuestras caricias a la vida, siempre acompasadas.

De verdad te extrañé en esta soledad que me mordía el alma, y los tonos grises de la tristeza haciendo su cuna en el tiempo que pasé sin ti…

Si toda mi necesidad eres tú, ¡amor!; porque amanecer sin ti, es no levantar nunca la felicidad, es vivir sin emoción y en el blanco y negro del olvido.

Tal vez me empeciné en ocultar mis sentimientos y me lancé en un vuelo sin alas y caí… Y ahora sé que tus brazos me darán calor y fortaleza siempre.

Que sepas, que tus besos son el néctar de mi felicidad; que sólo tú eres mi yo oculto. Porque, ¡amor!, tú sigues siendo el motor de mis sentimientos.

No te vayas nunca, ¡quédate! aquí conmigo, y escucha cada día este “te amo” tan sincero, que nace nuevo para ti… desde lo más profundo de mi alma.

© Mª Luisa Blanco y J. Javier Terán.

 

 

Comentarios

  1. A veces tenemos que marchar con un solo destino... el volver.
    En este relato me quedé colgada en un párrafo "Escucha hoy el secreto que quiero confesarte, aunque no sé si te llegará con nitidez......."
    Creo que está lleno de humildad además de amor.
    Hacéis una buena pareja literaria, os dejo besos para los dos

    ResponderEliminar
  2. Muchas gracias, Leha por tus palabras. Gracias en nombre de ambos dos. Un abrazo,

    ResponderEliminar
  3. Muy bello una entrega feliz, basada en una realidad, "disputas enamoradas, caricias acompasadas".... Descansar en el amor, decirlo, alimentarlo. Muy buen dueto.

    ResponderEliminar
  4. Muchas gracias, Yolanda, en nombre de los dos. Lo has expresado maravillosamente. Un abrazo,

    ResponderEliminar
  5. Muchas gracias a todos vosotros que nos leeis y dejais tan bonitos comentarios...gracias

    besoss

    ResponderEliminar
  6. http://img15.dreamies.de/img/36/b/qmm3n0ns9jn.gif

    ResponderEliminar
  7. A tí, Mª Luisa, por tu colaboración e idea principal.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario