La pasión de la juventud...

Era un día de lluvia  primaveral, yo caminaba pensativa y  melancólica, con la mirada perdida en las nubes y
por azar del destino al doblar una esquina, camino del mar como por arte de magia baje la mirada y de repente te vi,   tú me miraste incrédulo, con asombro y al instante nos vinieron la mente los recuerdos de mucho tiempo atrás. Qué bella  casualidad nos miramos y me dijiste hola ¿como estás? te veo muy bien,¿quieres que tomemos un café? yo no pude reaccionar y nos sentamos en esa cafetería que solíamos ir y que todavía existe y comenzamos hablar de lo nuestro y vinieron los recuerdos a  nuestra mente y se fue tiempo atrás cuando  me tomabas, de la mano y corríamos como niños juguetones y  siempre el camino, era el   mismo en dirección, al mar.
Y nos dejábamos llevar por aquel olor ¡a sal! intenso y sensual y de repente se avivaron los los recuerdos de aquellos momentos felices y fue entonces que  casi sin darnos cuenta nos cogimos de la mano y afloraron los sentimientos de mucho tiempo atrás. Nos vino a la mente, esa primera y única vez cuando con  mucho miedo en mí corazón nos envolvió la pasión y la lujuria de ese amor joven y loco que nunca  piensa en nada, tan sólo en amar he hicimos el amor con tal pasión que la tierra tembló. Esa juventud loca he inconsciente  y que tanto envidiamos  a veces, sin miedo, valiente y con  desenfreno, ojalá volvieran aquellos  maravillosos años inolvidables y esas   caricias y besos apasionados, que jamás volveremos a sentir.

De  repente recordando, el frenesí se hizo dueño de nosotros y fue entonces que sus manos rozaron mi cara y yo no supe que hacer  y me dejé llevar por los recuerdos sin más sus labios, besaban mis hombros y su lengua recorría mi boca y fui tuya otra vez.
Me susurrabas al oído ¡todavía te amo! jamás te olvidé y entonces de mis labios salió un quejido, tengo miedo, no sigas por favor ¡no digas nada! amor mío  y sigue recordando déjate llevar por  favor no temas nada. No quiero despertar, de este sueño, junto al mar y el olor a sal, y no me voy a sentir culpable jamás  de esta feliz tarde, llena pasión ni de hacer el amor contigo de nuevo, después de tanto tiempo. No ha sido culpa nuestra, quizás haya sido del destino y estoy muy feliz aun pensando que quizás nunca jamás nos volveremos ¡amar! o tal vez si? quien sabe que nos depara el destino!!
Carmiña Carmela