Te esperaba
Témpano de hielo, en tu hoguera me hago líquido, líquido que riega violentamente tus raíces de árbol fuerte, de árbol ajeno, no amaste mi cintura se deshizo en el humo de tus sueños vanos, al fin sueños, no toqué tu rostro como deseaba, ni me vi en el negro de tus ojos grandes profundos, tristes como cuencas sin color. Témpano de hielo soy y me resbalo por tu espalda morena, joven, recia, no nací en tu lecho no llegaste a mi suelo frío, duro, austero, pero te esperaba, sólo quedaste suspendido fuera de mi vida, lejos de mi reino, dentro de mi pecho, sin decirnos nada con el silencio como escudo y nuestras almas vagabundas dimos libertad a los deseos a los pensamientos aún sin querer borramos horizontes, y secamos los mares que en su inmensidad ahogaron mis gritos callados que nunca se escucharon, jamás salieron de mi ser ocultando así mi culpa por amarte, por desearte, ya que muchas noches soñé contigo, pero fueron sueños prohibidos, cosas que quedaron en un rinconcito de la madriguera que alguna vez esperó por nosotros, al igual que el café que nunca tomamos y el techo que jamás nos guareció, así pues concluye el idilio que no tuvo comienzo y el sueño que simplemente terminó…
© Silvia García Sandoval
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