Te fuiste, ¡ay qué pena me sobresaltó!, aquella tarde de domingo, de manera imprevista, cuando nada hacía presagiar un final así para nosotros. Y cuando ¡había tanto amor entre los dos…! ¿Por qué?, es la pregunta que me hago una y otra vez desde entonces. Y no he hallado aún la respuesta cierta a tu huída tan inesperada.
Recuerdo que habíamos decidido acercarnos, también aquel domingo, hasta aquel parque de la ciudad que tan familiar nos resultaba ya, pues en él habíamos pasado grandes y buenos momentos; a la par que tiernos, de nuestra relación. Y donde, además y sobre todo, te había manifestado mi amor una tarde preciosa de verano al ponerse el sol y terminar ocultándose entre los árboles de los alrededores. Y tú, de inmediato, me correspondiste en el mismo sentido. ¡Qué más podíamos desear…! Así que, a partir de aquel momento, nos juramos amor eterno. Y así fue en realidad a medida que pasaban los días.
Pero ahora… ¿por qué aquella huída tan sin sentido?, ¿por qué aquella escena del parque?. Porque, a la postre, los verdaderos motivos de la misma no los logré entender en aquel momento y tampoco ahora, pasados ya unos días. Fue tu explicación una serie de frases inconexas, llenas de contrasentidos y en medio de un estado de nerviosismo que iba creciendo por momentos; pero que no me aclararon para nada tu reacción tan drástica y negativa.
Te fuiste y aún tengo guardada en mi retina la imagen de tu cuerpo femenino y bien proporcionado, cimbreándose al caminar de prisa, con tus zapatos de tacón alto –proyectando una fuerte sensualidad a tus pasos-, y con el paraguas abierto porque había comenzado a llover algunos instantes antes.
Y, de pronto, yo me quedé triste y solo en aquel banco un tanto retirado de los caminos centrales que, incontables veces, sostuvo el peso de nuestros cuerpos mientras hablábamos de mil cosas tomados de la mano, nos acariciábamos y, entre medias, se nos escapaban varios besos furtivos, tanto de una parte como de otra, como prueba de nuestro amor.
Intenté salir presto en tu búsqueda, pero por tus gestos, la expresión de tu mirada, intuí que no era oportuno ese planteamiento; así que escondí mi rostro un tanto afligido entre mis manos y no quise seguir viendo cómo te ibas alejando, deshaciendo el camino que antes habíamos hecho juntos.
En la soledad del lugar, advertí que hasta los pájaros habían apagado la intensidad de sus trinos o habían cesado por completo sus cantos. Su momento de recogerse a descansar y pasar la noche entre aquellos árboles que daban sombra al parque, estaba próximo. Si hubiese permanecido algún tiempo más en aquel banco, seguro que les hubiera escuchado piar con insistencia antes de que el cielo se tornase oscuro por completo.
Pero preferí abandonar a continuación el parque sin rumbo fijo, por un camino opuesto al que tú te fuiste.
Sí me fui, dices bien. Porque ese día comenzó de una forma rara y diferente, lo reconozco. Desperté ausente de todo, como si quisiera huir, comenzar de nuevo lejos de todo, lejos de ti. Hacía tiempo ya que sentía que tu amor iba perdiendo intensidad, que tus miradas eran más de reproche que de cariño; no sé, como si algo hubiera cambiado entre los dos, o quizás yo había cambiado…
Sentía tristeza y mi corazón latía tan lento, tan lleno de desánimo que sólo podía huir e intentar reanimar mis sentimientos. Ahora no siento nada, pero me duelen tantos instantes compartidos y no dudo que pueda seguir siendo amor, o que con el transcurrir del tiempo se hayan roto las promesas de nuestro amor eterno… Aunque yo siempre sea esa enamorada del amor, porque necesito sentir que vivo.
Llueve casi con la misma intensidad que la rabia que siento, mientras mi rostro se humedece de mis propias lágrimas. Está inundada mi mirada y me iré corriendo tan lejos como mis pies me permitan. Y no voy a mirar atrás, acabo de romper en un instante nuestro futuro juntos, y no quiero ver tu rostro afligido, ni tu corazón roto, como el mío… Perdóname si puedes, pero no voy a regresar; no quiero compartir más mis zozobras, mis dudas; ni quiero preguntarme cada día si me sigues queriendo o tan sólo sientes atracción física por mí.
Llueve, y así como cae la lluvia y me moja, así siento que se apagó la hoguera de nuestra pasión… Te he amado tanto que quizás se han consumido todos mis “te quiero” y tus besos empezaron a ser agrios; cuando todo en ti para mí era dulce.
No sé si cantan los pájaros o la luna se ha roto en la oscuridad de esta noche. ¡Quiero huir!. ¡No me detengas!. Tengo que ordenar tantas cosas y descolocar otras tantas…; porque ahora no me cuadra nuestra historia. Y si te di mi vida y mis promesas, pensé que en realidad serían eternas. Pero, ¿qué hay eterno?, tan sólo la oscuridad de la tierra y quizás el olvido…
Me dices que quedó grabada en tu retina mi cuerpo cimbreante hacia su huida y los tacones altos que por ti me ponía; pero quiero ser una mujer con toda su esencia, no esa muñequita a tu medida que a veces creí ver. Me voy ¡amor! -sí ¡amor!, a pesar de todo-, a descubrir otros senderos siendo yo misma, y a olvidarme que tu amor sólo era la costumbre que me ataba a tu lado; déjame ser ternura y no siempre fuego; que hoy por fin se quemó mi corazón - nuestro amor-, y entre lágrimas borró tu recuerdo…, nuestra historia.
Y en silencio y sin mirar hacia atrás, te digo ¡“adiós”! sin pronunciar palabra alguna. Porque no quiero arrepentirme de esta decisión; y maldigo, incluso, esta tarde que ha encharcado tantos años, creo que vividos engañosamente, en parte. Aunque me voy con la duda de si también para ti…
© Mª Luisa Blanco y J. Javier Terán
No se que le pasa a la mano que no sale. Lo intentaré otra vez
ResponderEliminarhttp://img9.dreamies.de/img/289/b/9594jqr2
Nada, que no sale. Buen poema. Enhorabuena!
ResponderEliminarBuenos dias y feliz sabado
Saludos
Muchas gracias, Aslaram, por tus palabras. En nombre de los dos. Un abrazo.
ResponderEliminarHacen una mancuerna preciosa María Luisa...Javier, Es como una novela en corto,
ResponderEliminary se exteriorizaron sentimientos y emociones que sé muchas parejas han vivido.
En una relación, donde se pierde la esencia de lo verdaderamente valioso, que es
la ternura, la sensibilidad y el amor en su máxima expresión. La pasión es buena en una relación, pero cuando se olvida lo otro, pronto se desvanece y se vuelve nada.
Bueno... FELICIDADESSSSSSSS!!!! Un abrazo grande a ambos....LO HAN HECHO PERFECTO
Muchas gracias, Esperanza, en nombre de los dos. Lo has dicho con bonitas palabras. Gracias. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias a los dos por escribir tan hermoso.
ResponderEliminarBesos
Muchas gracias mi niña por estar siempre acompañando mis locuras esta vez compartidas con Javier...
ResponderEliminary siempre tan acertada en tus comentarios...
besos
Muchas gracias Aslaran por tus palabras
ResponderEliminarbesos
Y a ti Javier tambien gracias por compartir conmigo pluma y sensibilidad...
ResponderEliminarun beso
Es un honor, mi niña, Gracias a ti, siempre escribes precioso y yo disfruto mucho, tanto tus poemas, como tus comentarios, siempre lo haces con el corazón.
ResponderEliminarUn abrazo mi niña.
Te quiero mucho
¡Bueno bueno que historias me habeís hecho sentir en medio de la historia
ResponderEliminarMª Luisa Blanco y J. Javier Terán ... Es todo un honor poder tener esta elextrisante unión literaria.
¡Os quiero¡
Seguid , seguid. Abrazos
Muchas gracias Carmiña...por estar
ResponderEliminarun beso