ENTRE LA NIEVE



Entre sueños creía escuchar el caer lento y pausado de la nieve, mientras me acurrucaba entre las mantas. El frío se colaba por una pequeña rendija de la puerta, pero yo no quería despertarme del todo, ni saber siquiera si estaba soñando…

El invierno expandía un aroma de tristeza. A veces uno se siente como pájaro enjaulado, como prisionero del tiempo, pero tan sólo es una sensación, los pájaros nunca dejan de cantar y la imaginación nunca deja de volar, siempre libre por cualquier paisaje o situación…

La noche suena a veces a cantos de luna o quizás al ronroneo de algún gato despistado que busca cobijo bajo alguna manta o rincón calentito…

De repente escuché la insistencia de unos arañazos en la puerta y unos maullidos lastimosos. Me desperté y abrí apresurada la puerta; y allí medio cabizbajo y tiritando estaba ese felino pidiendo cobijo. Y claro, lo cogí, lo protegí del frío y le di algo de comida que había sobrado de la cena; un futuro amigo pensaba…

Pasé un buen rato contemplándolo, él me miraba como agradecido; aunque así de principio no me parecía oportuno fiarme de aquel felino; que creía disimulaba ser un algodón de azúcar por lo dulce que sonaba su insistente ronroneo. Y yo pensando… ¿y si lo dejo dormir junto a mí?. Claro, él encima de la cama y a los pies…

De repente, asomada a la ventana observé cómo la nieve caía cada vez más rápida y con mayor contundencia, quitándome toda visibilidad, ya ni veía la montaña que vive justo enfrente de mi cabaña, pero a unos cuantos kilómetros, claro.

También me pareció adivinar, entre el paisaje borroso, las luces de un coche, que me esforzaba por distinguir. Sí, creo que se trataba de un coche, no muy lejos de la casa y seguramente con problemas por la copiosa nevada que todo lo cubría en aquellos alrededores…

Aún así decidí acostarme otra vez. Entre tanto ir y venir, me había quedado helada, la verdad. La chimenea estaba prácticamente apagada; no hice demasiada previsión de leña; no suelo venir mucho a este lugar. Pero en esta ocasión necesitaba meditar, cambiar de aires y de actitud ante la vida; la ciudad poco a poco me iba robando la calma y la esencia. Y también, de otro lado, tomar una decisión en el ámbito de lo sentimental…

A Ángel, mi pareja, lo notaba últimamente raro conmigo. Pero yo dejaba pasar el tiempo y tampoco quería preguntarle, quizás él estuviera pasando por un mal momento y ya pediría mi apoyo. Nunca me ha gustado ser insistente, ni meterme en profundidad en los sentimientos de los demás, es difícil sentir como otra persona; pero no por ello, no proporcionarle todo el apoyo y cariño necesarios; e incluso más, si fuere mester.

Bueno, he de decir, honestamente, que le quiero mucho y que lo añoro. Siempre lo extraño y, ahora que estoy sola y sin él, y pensándole; algo me queda claro, tengo que arroparle con mi amor y devolverle la sonrisa. Yo sé que, a pesar de su pesadumbre, comparte mis sentimientos en igual medida…

De pronto, unos golpes secos en la puerta me despertaron de mis pensamientos y me hicieron ponerme en pie inmediatamente. Como un flash, se me pasó por la mente la imagen del coche que creí haber visto minutos antes entre la fuerte ventisca de nieve. ¿Quién podría ser en aquel lugar y en aquella noche tan intempestiva?.

Pertrechándome de valor, decidí mostrarme presente en la casa y, tras la puerta de entrada, pregunté a voz en alto quién estaba del otro lado de la puerta y qué quería.

La sorpresa que me llevé, fue de antología cuando escuché su voz con total nitidez en medio del silencio de la noche:

-¡Soy Ángel, cariño!. Ábreme la puerta, que sé que estás ahí, y he extraviado las llaves…

No podía salir de mi asombro, por lo que acababa de escuchar; no podía ser cierto… Apenas unos segundos después, nos fundíamos en un interminable abrazo.

Cuando a la mañana siguiente, la luz del nuevo día comenzaba a penetrar tímidamente por la ventana de nuestra habitación y, en el exterior, seguía cayendo la nieve con cierta contundencia, nuestro desayuno para dos compartido en la cama, marcaba el comienzo de un día que se adivinaba prometedor en la intimidad de nuestra cabaña…

© Mª Luisa Blanco y J. Javier Terán

 

Comentarios

  1. Que situaciòn, pero todo acabo en una bonita reconciliaciòn el amor siempre està...

    ResponderEliminar
  2. Y el gatito no podía falta ja ja ja, que preciosa presentación y que lindo lo has llevado hasta el final, donde no podía faltar la alegría y el romance.
    Felicitaciones a ambos por su excelente trabajo, ha sido un placer leerles, un abrazo Javier,
    Besitos mi niña, como siempre dejando el corazón.

    ResponderEliminar
  3. Muchas gracias, Esperanza, en nombre de los dos. Bonitas palabras las tuyas hacia nuestro relato. Un abrazo.

    ResponderEliminar
  4. Muchas gracias, en nombre de los dos, Silvia. Así es, el amor volvió a triunfar. Un abrazo.

    ResponderEliminar
  5. Que bonito dueto lleno de amor! felicidades a los dos
    NO hay nada mejor que amar de verdad, para esperar y comprender
    Abrazos dobles

    ResponderEliminar
  6. Muy bonito relato, de a dos... Estupendamente compaginado, y muy agradable el ronroneo gatuno, qué hizo un hueco en los recuerdos...
    FELICIDADES a los dos... Luisana y Javier... sois FANTÁSTICOS, con vuestras exposiciones al unísono... ¡Me encanta, vuestra forma de escribir, así y en solitario!
    Un beso y un abrazo,

    ResponderEliminar
  7. Muchas gracias, Mía, en nombre de los dos, por tus tan expresivas y siempre agradables palabras. Un abrazo.

    ResponderEliminar
  8. Muchas gracias, Carmiña, en nombre de los dos, por tus bonitas palabras. Un abrazo de ambos.

    ResponderEliminar
  9. ...ME GUSTA...
    COMO SIEMPRE PRECIOSA HISTORIA DE AMOR, CON FINAL FELIZ, ME CAUTIVÁIS, FELICIDADES CHICOS, BESOTES

    ResponderEliminar
  10. Muchas gracias, Manoli, en nombre de ambos dos, por tus palabras. Besos.

    ResponderEliminar
  11. Muchas gracias a todos y cada uno de vosotros por vuestra presencia en nuestras letras...

    besos

    ResponderEliminar
  12. Preciosa armonía que hacen vuestras letras juntas ...silencio de la noche:

    -¡Soy Ángel, cariño!. Ábreme la puerta, que sé que estás ahí, y he extraviado las llaves... Cuanto bello
    Seguid .. seguid Uf como disfruto leyéndoos Mª Luisa y J, Javier
    BESITOS

    ResponderEliminar
  13. Muchas gracias, Araceli. Qué bonito lo has dicho. Un abrazo,

    ResponderEliminar

Publicar un comentario