Yo, sí creo en los milagros,
A diario me sorprende ver
Como pende de un hilo,
En frágil existencia
Desvalido, un polluelo
Esperando alimento
En nidos, de paciencia
Cifrando en él su abrigo
A ráfagas de viento
A lluvias y tormentas.
Cuando miro a la gente,
Hermanos en el tiempo
Sin redención futura
Luchar por alimento,
Vendiendo sus anhelos
Dominando el miedo
Enfrentando sus retos.
Cuando la brisa sopla
En el momento mismo
Que lloramos a un muerto
Refrescando el desierto
Que nos calcina el alma
Porque perdió su aliento
Cuando en medio del llanto,
En carcajada estallo
Liberando congojas
que sólo yo comprendo
Y en agobio, me cargo.
Cuando el sol aparece
En haces luminosos
Desde un cielo nublado,
Sobre un campo segado
Al mirar en los ojos
De mis hijos, el gozo
Al saber que los amo,
Y si en llanto se torna
De mi ser, el acoso.
Al mirar los luceros
Y si en uno, te veo,
En los milagros, creo.
Yo creo en los milagros
Que suceden a diario
Y encienden nuestra mente
Y nos rozan el cuerpo
Asombran nuestros ojos,
Y nos besan los labios.
Milagros cotidianos
Que a veces no percibo
En los que, ciega... creo.
©Yolanda Arias Forteza
Marzo 30, 2005. 1:00 hrs.
Nuestra vida misma es un milagro, que junto con todas esas pequeñas cosas hacen posible el existir.
ResponderEliminarMuy bonito poema Yolada, un abrazo y saludos