Juego imagen 02/2016

Por qué ocultas tu rostro, ¡mujer!?



Fue en verano, lo recuerdo muy bien. ¿Cómo no iba a acordarme de ello?, si por aquel entonces se cumplía nuestro aniversario de boda, el que hacía el número cinco en concreto. Pocos años todavía para no tener fresca en la memoria la fecha de un acontecimiento así. Esa fecha y la del nacimiento de nuestro hijo, al que con tanto dolor y sufrimiento conseguí traer al mundo, no se me podrán olvidar jamás.



Claro que a ti no te importó lo más mínimo. No sé si la elegiste a mayor abundamiento o fue por casualidad. Lo cierto es que ese día volvió a quedar bien marcado en mi calendario particular; pero en esta ocasión con sangre y dolor, mucho dolor, un dolor insoportable por momentos.



Que era lo que precisamente andabas buscando para mí, puesto que de otra forma no te hubieses lanzado sobre mí como un perfecto energúmeno, golpeándome y lesionándome una y otra vez con aquel cuchillo de cocina que, por cierto, compramos juntos un día -¡qué terrible ironía!-.



¡Qué sarcasmo, qué película de “humor negro”!, pudiera pensarse, si no fuese porque el hecho no admite ningún tipo de broma al uso.



Luego, al tratar de entender el porqué de tu increíble agresión, aún hoy, cuando ha pasado ya un año de tu inesperado embate hacia mí, no lo consigo encontrar por más que me esfuerce en buscarlo, dando vueltas en mi cabeza a un montón de pensamientos y de sinrazones que me asustan hasta a mí misma. No acierto a averiguarlo de ninguna forma. Aunque, ¿importa ya algo el motivo…?



Me hablabas con una superioridad digna de estudio, incluso. De que no podías soportar que me arreglase y me compusiese tanto y, además, de la forma en que lo hacía; que “de esa manera todos los hombres se iban a fijar en mí, y que yo (ya debía saberlo), era sólo para ti…”.



Pero yo pensaba que no podía ser, porque cómo era posible que todavía el machismo más evidente y descarnado estuviese presente hoy en día en nuestra sociedad y alimentase pensamientos así. Y menos, que fuese a acarrear situaciones tan trágicas como una agresión sin piedad.



Y es que, en nuestro caso, nunca quisiste entender algo que, aunque no era menester que te dijese cada día porque era obvio, no obstante más de una y más de dos veces quise hacértelo ver por si, de esa forma, conseguía abrir un poco tu estrechez de miras y tu machismo trasnochado y primario en exceso.



Y todo era porque debías deducir sin mayor problema que, entre otras cosas, mi trabajo lo realizaba en un despacho cara al público, a quienes les debía un respeto y una adecuada presencia física. Circunstancia esta última que estaba claro querías para mí sólo cuando nos encontrábamos en la intimidad del hogar, donde buscabas siempre verme bien compuesta y hasta de “punta en blanco”, si cabe.



Sí, hasta ahí llegaba tu exacerbado machismo, protagonista de más de un desencuentro que nunca quisiste ver. Pero el último, porque nunca habrá otro más, de eso estoy muy segura, tu agresión fuera de toda racionalidad, ha colmado el vaso y me ha hecho alejarme de ti para siempre jamás.



¡Hasta nunca!.



© J. Javier Terán



 

Comentarios

  1. Escalofriante relato , duele al leerlo por que has plasmado con exactitud echos cotidianos para muchas mujeres que dia a dia son maltratadas por un machismo absurdo...por razones absurdas...
    nunca te habia leido tan real , tan cronica negra...y aun asi le implimes la belleza en tus letras...por bien narrada...por que duele de verdad.
    ojala que historias como estan dejen de anunciarse en los informativos...y que la libertad y el entendimiento no tenga un tinte del machismo...

    un beso

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  2. Muchas gracias, Luisa. Lo has narrado tal cual es la situación en esos casos; y me uno a tus deseos. Un beso.

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  3. Qué se puede decir....que me gustaría que al leerlo pensara que era una historia de las muchas que contamos, fruto de nuestra imaginación, pero es que ....no es así y eso le añade un amargor que duele.....Un abrazo Javier, por tu buen hacer y porque en definitiva es un homenaje a las mujeres que no pueden hablar..

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  4. ...ME GUSTA...
    Como siempre genial amigo mio, pero esta vez parecerse que relataste mi vida propia y de tantas que somos maltratadas, gracias amigo , por tan bellas palabras, besotes Jose Javier

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  5. Gracias, Leha. Así es, suscribo lo que dices. Desgraciadamente, es así....Un abrazo.

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  6. Gracias, Manoli. Fue lo que me sugirió la contemplación de la foto, y trasladándolo a un momento y una circunstancia concreta de nuestro mundo más cercano donde, desgraciaamente, existen estas situaciones.... Un beso..

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  7. Madre mía qué crudeza... y, es un relato desde el interior.
    Pero, en verdad, así son las cosas y si no las muestras, tal cómo has hecho, nadie llega a enterarse de una gran verdad, que tanto mujeres cómo hombres, sufren a diario, y en muchas ocasiones no se es capaz de hablarlo, por el temor al qué te dirán, si te van a creer o no.
    Hay veces, qué nadie escucha, y si lo hacen en un primer instante, luego... la mofa viene a encontrarse, y apoyan más al maltratador/a, que a la persona que lo está pasando tan mal y nadie ayuda.
    Si te echan una mano, al poco tiempo te llegan las risas y las preguntitas, que hacen tanto daño cómo cuando el maltrato está en su fase efectiva, si aún no has sido capaz de salir de ello.
    Los servicios que deberían de encargarse de estos temas, nunca están cuando se necesitan. Y, no tienen una experiencia real, para poder ayudar, ni tan siquiera el módulo de la Ley.
    Se deja todo para después. Y, ese después, nunca llega. Se estancan en protocolos y nunca son capaces de ayudar.
    Cómo este caso, he vivido algunos en directo, en ambos casos y... las instituciones, se vuelven humo. Tanto hace muchos años, cómo ahora mismo.
    Extraordinario relato de un caso extremo, Javier... Donde dejas bien reflejado el machismo que hay, y aún hoy en los jóvenes existe, y cada día más, incluso en la más tierna infancia, por vivirlo muy directamente en sus casas.
    Es una pena que algo así tan maligno, no sean capaces de comprender, qué se ha de erradicar con personas que lo comprendan, y den marcha atrás con ello.
    Un abrazo grande.

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  8. Muchas gracias, Mía por tus palabras. Y decirte que has expresado de una manera real ese aspecto del machismo y del maltrato. Y es cierto, que incluso en la juventud se da en nuestros días, como insistentemente nos recuerdan los observadores en sus informes. Un abrazo,

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  9. De nada, Javier...
    Algún día, escribiré sobre éste difícil tema, del saber expresar algunas experiencias crudas... Un abrazo.

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