De Desfibriladores y mi España actual



Somos realmente de un facilón que pá qué cuando de campañas nacionales se trata. Terminaré entrando en vereda y me compraré un desfibrilador que colocaré a la entrada de mi piso, si puedo dejaré otro en mi habitación, ya en el cuarto de baño me da que no, aunque pensándolo bien me queda un espacio justo al lado del botiquín que me tienta.
No hay periódico que abra, programa de radio que escuche, vecinas con las que coincida o publicidad televisiva que vea donde no se me exhorte a luchar por la cercanía de dicho artefacto. Tanta pasión de golpe alerta.
Cuatro mil quinientas vidas podrían salvarse cada año, es más que suficiente para asegurarnos que todas las empresas públicas y privadas tengan uno a mano y soy su primera valedora, pero tantísima insistencia me huele a chamusquina, será que ya me huelo cobro de comisiones por doquier o he perdido la fé en las buenas acciones.
Acabo de leer que junto a cada semáforo, de poder ser, se debería de colocar uno!!!
Mucho me temo que se intuye un colapso colectivo en ésta, mi maravillosa y singular España.
Algo gordo nos preparan que nuestros corazones no serán capaces de soportar, será eso.
Aunque aborrezca los excesos, voy a por un par.

I.S.M. 20 de junio de 2016

© Isabel Suárez Mtnez- Cruz

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