Viaje

viaje

Sobrevolé tu rostro.
Me asomé, un instante,
tus retinas eran nidos y en el iris
una tormenta de pájaros flotaba.
Nunca entendí muy bien que sugerían
aquellas golondrinas de tus ojos
cuando aleteaban en lo oscuro
y lanzaban suicida su graznido.
Pero supe que era tarde para andar
anidando en tus pestañas
y poniendo a prueba tus pupilas.
Además había miedo en tu mirada,
y en la mía, más miedo todavía.

I.S.M. 24 julio 2016 (imagen de Internet)

© Isabel Suárez Mtnez- Cruz

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