Os Miro y me Enamoro

Juego imagen 08/2016

Hoy por hoy, sigo enamorada de vosotros como el primer día que os vi. Aquella mañana que paseaba por la gran vía, un escaparate de una galería de arte, mirar que a mí el arte ni fu ni fa, pero con qué majestuosidad os asomabais a esa ventana, magnifico vuestro perfil, excelente vuestra blancura de porcelana fina. Os mire y enseguida mi mente de escritora, aprendiz de hacer soñar a todos con mis letras, se iban abriendo paso para después poder redactarlo en un papel, imaginé una historia de amor tan puro como dos niños besándose, tan infinito como que el sol está enamorado de la luna, tantas estrellas y luceros los rodean creyéndose ser sus hijos del amor que se profesan. Él, enamorado de su piel blanca, de sus ojos tan claros que hasta sus pensamientos se avispaban sinceros, unos labios bien delineados, ofreciéndole su almíbar, su talle que podría confundirse con el suyo propio, él se enamoro de ella, sabiendo que le seria prohibido su amor. Ella se sonrojaba al mirarlo desde sus pensamientos casi pecadores, imaginándoselo besándola para darle su almíbar con la delicadeza de una doncella virgen, enamorada de su andar sabedora que estaba enamorado de ella, pobres amantes que aman sin saber que el caballero de la triste armadura, la tenía a ella prisionera de su castillo solo la quería para él, ningún hombre sería demasiado bueno para obtener su mano y así su cuerpo , su alma, él su guardián desde que nació bella como la luna, ella se llevo consigo la blancura de su madre al dar a luz tal bella era riesgo de perder su propia vida y así fue, desde ese día su padre se prometió que a ella jamás la pasaría, nunca la dejaría ser mujer enamorada y menos ser madre. Pobre dos enamorados que sabiéndolo un día a la luz de la luna se unieron con amor tan puro que la luna les tuvo envidia, los miro desde el cielo, les hizo un regalo amarse toda la noche como siempre habían soñado pero al amanecer cuando la luna divisaba a su amado el sol, los lanzo un haz de luz que los dejo unidos para siempre, mirándose, rozándose, amándose sin fin, así aparecieron en el jardín del hombre de la triste armadura al despuntar el día, pobre padre que tarde comprendió, que nunca debió encarcelarla , ahora la perdió para siempre, ella se fue con su amor. Él ordeno quitarlos de su jardín que los expusiesen desde un cristal para que todos pudieron disfrutar su amor, ya que el no supo dejarla ser feliz, yo os vi , en ese momento me di cuenta que donde mejor estabais era en mi jardín que siempre hay felicidad y muchos retoños a los que alumbrar con vuestro amor, estoy enamorada de vosotros pareja del amor celestial.

©Manoli Martin Ruiz