Sangre Caliente


Sangre caliente golpea en las venas
pulsa de deseo ardiente
y como lava incandescente
encandece cada centímetro de piel
cada ángulo del cerebro
con el auto control que cede
y a las primeras caricias se rinde…


Rinde pleitesía al imán de tu ser
se acurruca rendida ante tu imagen altiva
pudiente, latente fuertemente enardecida
se deja llevar se embriaga de placer
conjugando el deseo a la desafiante deriva
y es flama que arde que quiere poseer.


¡Bocas y lengua inician la danza!
Consentidos mordiscos sobre los tímidos labios
salivas dulzonas que se funden
el corazón truena, el cuerpo vibra
inevitables temblores encienden escalofríos
y fantasías cómplices cogen vida
como versos de mágica Poesía…


Comenzó jugando tanteando el terreno
en la comisura de los labios, sintió su piel primero
fue solo un instante que sorbió su veneno
y muy suavemente quiso probar de nuevo
es verdad que temblaba esperando el momento
y también que añoraba ese cálido encuentro
esperando que la magia cubriera su cuerpo.


Inevitablemente
entre las piernas aterciopeladas mana placer
que como imán las bocas atrae
Labios deseosos descienden
para placar el imparable temblor
y lenguas exaltadas saborean cada singular gota
dulcísima y aromática
como la ambrosía y la mirra...
Manos incansables continúan la sinfonía
con caricias y miradas que gritan excitación.


Ensartados sus cuerpos peleando caricias
enredando placeres confabulando delicias
sorteando vericuetos, retorciendo las notas
de esa música que vibraba a los acordes de dos bocas
y dolientes sus labios de la pasión esperada
seguían abrazando al éxtasis que conjugaban.
Cuerpos desnudos
amoldados y electrizados
no conceden tregua
el orgasmo cerebral anticipa el acto final
el ritual del placer es casi alcanzado
En el abrazo de jadeantes respiraciones
los cuerpos se unen
explotan en el centelleo de voces ahogadas
Incandescentes líquidos se expanden
el encanto es inciso…


Explosión final de fuegos artificiales
maravillosos colores, esos fuertes olores
respiración jadeante, susurran los amantes
se enredan de nuevo sin querer separarse
se miran callados, cómo si ambos esperasen
que su cuerpo en reposo no les quitara el hambre.
Así oscureció, pues sucedió una tarde
y desde entonces se deleitan en su obra de arte.


Agotadas pero fortalecidas
satisfechas y felices almas gemelas
finalmente reviven esa eterna primavera.


© María Olga P. López & Greg D.

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