Acércate, mi Alma, qué Quiero tomar un Sorbo Contigo

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GOTAS DE CRISTALINO Y MOTEADO,
tengo en mí haber
ven qué te regalo perlas iluminadas,
esas qué te abrirán el sentido práctico
y felicidad llevaran a tú lado…
¡Mi ser, especial… no te vayas
sin tomar conmigo
“un sorbo de rica vibración”…!

Cristalinas gotas, acarameladas
magnífico sabor alcanzan
nada más salir su aroma.

Oyendo el expresso resonar…
ya te das cuenta, qué viene “el cristalino”
rezumbando a toda mecha,
se desplaza a gusto y sin prisas
va cayendo lentamente, suavemente
y se pega a la taza, sin demasiado contraste.

Tostado, nos llega al lado… mientras,
verde y saleroso es cuando lo recogen
inocente..., no sabe dónde le van a llevar
ni qué irán hacer con sus perlas
sedosas y sin aroma, aún
tan solo, llevan suavidad táctil.

Decorados con primor absoluto, quien sabe,
hacerlo y le apetece el detalle
por lo normal, no te encuentras algo así,
los detallistas… son muy ocasionales
y si lo hacen, ya puedes preparar el bolsillo…
porqué, te despluman a la más mínima petición.

Sólo, ya está rico… pero,
si va acompañado, mucho mejor
y si vestido de sensaciones extraordinarias,
ni te cuento qué puede representar
al probar su sabor ensalzado,
aquí… la vista, manda más qué el propio gusto.

Pastas, pastelillos, al lado se le acercan
como si fuesen los reyes del Universo…
nata montada, caramelizada, adornada
con su confeti particular,
ya es… la bomba, simplemente
realmente excepcional y se estiliza,
para recibir otras viandas de exquisitas tentaciones
qué hacen ser… de lo más singular.

Dulces y salados, aromatizan con sus perfumes…
las esencias a paladearse
más los sabores y colores,
endulzan más su constante bálsamo
qué hace ser más agradable y sabroso.

Se le acompaña, con toda clase de matices…
es cómo pintar un cuadro
todos llevan su tela, madera o papel extrafino
pero, los pinceles y espátulas ponen la batuta
designan cómo se debe hacer,
si más suave o más agreste o extenso su contenido.

Así mismo se han de tomar las gotas cristalinas,
con suavidad y dándole su lugar exacto
las compañías, son moteadas…
blanquecinas, distintas modalidades existen
licores de realce gusto, le acompañan, también…
un carajillo, se le añade
para ser más atrevido y consentido,
le agrega la fuerza del sentir exacto
ese qué perfila los sentidos de los instantes, mejores.

Acompañamientos bien dispares,
puedes recibir... patatas bravas con alioli,
olivas saltarinas se le quedan extasiadas
se abstractan y sin saber qué decir…
las patatas fritas, se ven refinadas… a veces.

Servido él solito y negrillo, con su taza
de loza su cucharilla y azucarillo antiguo,
blanco y terrón, es…
añádesele platillo con vaso de agua cristalina,
para si se desea quitar el gusto amargo y fuerte
qué deja, absorbiendo la más extraordinaria bóveda
para qué no se quede absorta ni atravesada, sin más nada.

Sí unas gotas cristalino deseas diferentes,
tómatelo en agradable compañía
los aromas se expanden de otra forma,
dando la sensación de ser del más allá…
dependiendo la marca y su gracia divina.

Existen y te los sirven, distintas
cada vez que los sientas y permitas explorar diversidades,
corto de contenido, largo de todo, extremo de instantes
aromatizado con dulces verdaderos, los que ves al instante
fuertes olores transmiten y se te acercan,
al igual, qué una brisa que roza tú semblante
así son los más excelsos… y, se te quedan en el tiempo…
tan riquísimos son, qué te llenas más qué te pierden y con
músicos les acompañan, chocolatinas y bombones
el dulzor de la egregia variedad… la qué te hace
brincar los días, y ver la vida del color esperanza…
pintando de sonrojos el mirar y el adivinar
qué la existencia te tiene preparado,
en cada amanecer y anochecer… tómate
“gotas de cristalino moteado”… verás la sonrisa verdadera.

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Hay, quienes lo toman tan quemando, qué les
traspasa su interior
dejándoles huellas extremas,
tan agrestes… que su esófago
se requema cada momento, qué lo beben
no saben pensar con la cabeza y sí, con los pies…
¡cuántos hay por el mundo, así…
no requieren gotas ni moteados!

Traspasan los decibelios y se
apuran a quitarse de en medio, sin más nada
cuando ya les retiran de nuestro lado…
y, lo qué no sabías, es qué hay gotas cristalinas
qué llevan alma, dentro de su sencilla apariencia…
se llaman “moteados”… el color, lo has de averiguar
sin la ayuda de nadie, eso sí… es más fácil de lo que parece…

Al terminar su tomada extra exquisita, te puedes
encontrar con qué esté al lado justo, una lectora de posos
adivinadoras del futuro exacto, ese qué trasfiere impresiones
las qué, muchas veces… sabemos
y nos deleitan, con arreglos singulares
son los más sabios, quienes saben lo acontecido
sin qué les transmitas ni un ápice de tu interior.

Largos suspiros de moción, al entrar y correr por tú interior,
resáltanse las alegrías y los suspiros,
surgiendo los quejidos… si son extremos y calientes
chapotean el interior, dejando un ardor que rebota el sentido
si de corto se dejan, no es el exterior si no, su íntimo ser…
ese qué sabe decir… ¡Basta, qué me resquebrajo, que no llego
qué me pierdo, qué no se seguir el caminar
ni el pespuntear de las ilusiones vagas!

Existen cafés, qué van envenenados…
son los que a la larga, hielo afilado
llevan, con una daga en el bolsillo
y te la clavan sin mediar palabra…
piensan, qué el engaño hizo su mejor efecto con hielo incluido
tan solo, es ser poco avispados de mente e ingenio
por qué, el efecto contrario… saldrá con los años
y, repítese con el bumerang… el qué regresa
sin avisar y sin dar condiciones específicas,
muchas veces no vuelve al mismo lugar
aunque, es posible se percate del engaño y…
haga excepciones extrañas,
no dándose la vuelta… pero, se aparca
justo al lado, dónde sabe bien, qué irá de perlas
al qué recibe el sablazo, no lo esperará tan nítidamente
cómo él o ellos, hicieron las fechorías bien pensadas…

Al levantarte en las mañanas… ya te llama silenciosamente, al darte los Buenos días, durante el día, y en las noches… al finalizar tú jornada diaria, se te acerca sigiloso y te “susurra levemente” diciéndote… ¡Acércate, mi alma, qué quiero tomar un sorbo contigo!

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Los días se vuelven ennegrecidos, si sal en su interior muestran, como si fuesen estampidas que dejan entrever distancias llenas del sabor amargo de la traición, los que se despeñan en halagos y promesas, ahí van las malas artimañas que no sienten ni oyen la verdadera vida, con su propio alrededor… ya les basta.
Es lo que vivieron desde la niñez, y de mayores, solo han sabido hacer padecer, algo qué les gusta en demasía… pero, no enseñan sus garras, hasta no haber tomado cafés envenenados… a los qué te invitan, y has de terminar, hasta la última gota… Si no lo haces, te insistes hasta la saciedad… La tacañería les deja anonadados al completo y no saben saborear la vida de su propio alrededor cómo algo bello y lleno de viveza y sabiduría…

Son los contrastes del existir, el qué se esconde
entre las tinieblas del más allá,
resurgen cómo pepitas de barro cocido
y las confunden tan fácilmente,
qué piensan y se extasían con su tacto
el del hierro fundido y sabores desprecian…
los qué la vida misma, les puede regalar
así son, quienes invitan a tomar un café helado y agrío
llevan malas intenciones en su impetuoso insistir…

Palencia, domingo 30 octubre 2016.
Poema n45/2M16
©Mía Pemán

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