Quietud que se mece en noche alargada
Obscura neblina de aurora pintada
De pálidos grises, de nácar sembrada
Aullante silencio de la madrugada
Trino de Cenzontle que semeja canto
Que rompe el encanto del duro silencio
Canto del amante, que termina en llanto
En que vaga inquieto tu recuerdo necio.
Terquedad de sombra, que no disminuye
De Amor, la presencia
Sino con un rayo de sol que diluye
Recuerdos, de ausencia.
¡El sol, que no salga y calle el Cenzontle!
Que la sombra larga de una noche triste,
Feliz de tenerme… callada y en vela
Envuelva mi alma, dejando una estela
De amor y de ausencia, donde me cobije.
Yolanda Arias Forteza
Enero 24, 2005, 23:00 hrs.
Precioso amor siempre ya perdido
ResponderEliminarversos tristes pero bellos.
Un beso
Carmiña querida, Gracias. Siempre presente
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