Soberanas las piedras y el zarzal,
el trino del sinsonte, soberanos
el instinto salvaje del chacal,
el retiro elegido, el pie cambiado.
La sábana del sexo, soberana,
la sed, la mansedumbre, el sentimiento,
la finta en el mortal, la tramontana,
soberanos los vástagos del miedo.
La idea soberana, la maniobra,
el déjà vu y los matices de la historia
con sus luces y sombras. Dios y el Hombre.
El arbitrio de rezar ante las duda.
Soberana la voz y la bravura
de llamar a las cosas por su nombre.
I.S.M. 28 de octubre de 2016
© Isabel Suárez Mtnez- Cruz
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