Historia De Los Ignífugos

bpdegonm

Por entonces prometíamos bastante,
teníamos potencial y éramos
/eso decían/ los pirómanos más célebres
en asuntos del cuore.
Incendiábamos el barrio de los sueños
sin apenas proponérnoslo y no dábamos
tregua a los apaga-fuegos resentidos.
Amarilleaban, amargados de envidia
tomando nota de cada “fechoría”
Nos gustaba, en el fondo nos gustaba
aquella sensación de perseguidos.
Ilusos!! No sabían que llevábamos
mojada la pólvora, que nos daban tanto
miedo las hogueras como pereza el riesgo.
Si se hubiesen fijado lo habrían visto.
Yo hacia agua por todos los costados,
tú, tampoco eras de Ley, lo sabíamos,
pero nos fascinaba arder con las quimeras
y provocar ajenos y delirios.
Aún hoy reímos, siglos después, desde la balconada,
con nuestros trajes ignífugos e impolutos,
aún hoy, cuando atisbamos de lejos
el cortejo de la anciana vecindad, reímos
y encendemos algún que otro cigarrillo
o intentamos, con la última cerilla que tenemos.

I.S.M. 18 de octubre de 2016

(Bodegón de Ernest Descals Pujol, gracias Maestro)

© Isabel Suárez Mtnez- Cruz

Comentarios