Historia de Un Cigarrillo

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Mi estructura es de diferentes tamaños, cuando soy más estilizado, me consideran de mejor calidad, y mis sabores suelen ir mejorando, porque, antes era normal y algo más bronco. Desde hace pocos años he venido yendo a mejor cada día, claro qué a veces me combinan y suelo salir más mezclado de lo normal por todos los costados.

La demanda de las personas que me prefieren, me han hecho distanciarme un poco de lo usual, pero como me llevan a todas partes, salgo bastante bien definido, estoy de fiesta en sus vidas. Siempre voy vestido de etiqueta, tanto en blanco como en marrón, ¡la etiqueta en mi estado, es la mejor presentación posible!

Hasta hace unos años, era muy bien considerado por la prensa, la radio y la televisión, pero las nuevas normas han exigido que no aparezca en estos medios tan llamativos, sino, todavía lucirían mi nombre y mi figura se resaltaría con más pompa.

Ya no me llevan de viaje, por las nuevas reglas que han preferido distanciarme de ciertos ambientes hostiles. Ni viajo en tren, ni en avión, ni en coche, tampoco en bicicleta, ya no me quieren ni ver por los grandes salones, ni por las fiestas ni tan siquiera en las salas de espera, y eso que en algunas ocasiones prefieren ocultarme detrás de un reservado biombo que en lo alto lleva un aspirador muy raro, pues siento que me transportan hacia arriba y mi olor y aroma se enmudece por momentos. Me quieren tratar peor que un extranjero, por considerarme pernicioso para su salud y libertad moral.

Sigo siendo el preferido de muchas gentes jóvenes y mayores que les hace falta sentirse diferentes, porque, aunque sean de diversas razas y colores, me siguen prefiriendo en todos los sentidos. Les hago vibrar, dicen que soy inigualable, que parezco diferente, que mis sentidos son inmejorables, que no saben vivir sin mi amistad… Les descargo de sus entornos, y conmigo se muestran cariñosos, al menos, aún sienten mi presencia y quieren mi compañía. Aún siendo descarado, les pido tan sólo; ¡su alma al completo, su corazón debilitado, su aire maltrecho y ni con eso les estoy regalando el cielo!, pero, ante todo, les dedico mis mejores instantes...

Si me divisas bien, no soy malo, al menos antes no lo era, pero ahora, en mi interior transmiten sabores extraños a la vez que agradables, para que me sigan prefiriendo en todos los saraos que se monten.

No me felicito por ser de esta manera, pero, a esas personas que han conseguido dejarme de lado y no probar mi bocado nunca más, las envidio por saber tomar esa tan difícil determinación, después de compartir conmigo sus mejores ratos. Quizás se sentían agobiados con mi arrogancia, y cómo no soy malo ni rencoroso, les felicito por haber decidido dejarme de lado y abandonarme por completo, para poder seguir una vida con otras esencias más particulares, y sin malos hollines por mi despiadado alquiler ya vencido.

¡Felicidades, queridos inquilinos míos, por echarme de vuestras vidas!

Palencia,  sábado 01 de mayo de 2010.

©Mía Pemán

 

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