Melancolía otoñal palentina



Con la penúltima incursión de una cierta fuerza habida días pasados por estos lares, con el viento y la lluvia totalmente encrespados y fuera de sí, aunque la mayoría de nosotros no fuésemos conscientes de ello debido a que su mayor y principal acción ocurrió de madrugada; al amanecer del nuevo día estaba la ciudad “hecha unos zorros”, la mirases por dónde la mirases, en cuanto a pequeños charcos en el lateral de algunas calzadas se refiere, y montones ingentes de hojas y más hojas caídas de los árboles horas antes a placer sobre el pavimento, o alfombrando por igual parques y espacios verdes de la ciudad.

Encontrándolas, a mi paso, esparcidas por cientos en la zona arbolada de la ciudad que atravesaba, y hasta en calles donde no existen árboles susceptibles de perderlas; pues el fuerte vendaval y el intenso aguacero de la noche palentina, habrían hecho su trabajo con creces y las habrían transportado con total libertad de acá para allá y viceversa sin solución de continuidad.

Todo ello, antes de haber dado tiempo a que pudieran actuar siquiera los servicios municipales de limpieza; los cuales, tras tomar minutos después contacto con la cruda realidad que se les presentaba, realizarían un barrido general y primero de calles, plazas y parques capitalinos como medida de emergencia. Pues la tarea que tendrán ante sí estos días con tal menester, va a verse prolongada en el tiempo durante unas cuantas jornadas más.

Todo ello, era y es en estos días el síntoma inequívoco de que por aquí el otoño está de verdad entre nosotros y que, con su acción, agravada con claros tintes de nocturnidad y alevosía en este caso, ha dejado a los árboles de la ciudad “pelados” de hojas y mucho más vulnerables a los elementos atmosféricos que, sin duda, les han de llegar.  Son los ritmos de la Naturaleza, que es sabia y lo tiene todo milimétricamente calculado.

Pero en ese temprano paseo, tras la noche de agitada tormenta y profundo soñar, faltó el elemento sonoro típico del otoño. Y es que las hojas caídas al suelo, a pesar de formar masas ingentes en número, no crujían bajo mis pies, al estar completamente empapadas de agua y formar una masa espesa y húmeda que, eso sí, podía suponer por momentos algún riesgo añadido, por los resbalones sobrevenidos, para el común de los transeúntes.

Con este panorama mañanero, lleno de extraordinario colorido y plasticidad cambiante en el paisaje, la invitación a la reflexión que me llegó de pronto, mientras caminaba con la mirada puesta en el infinito, hacía que el pensamiento alcanzase su mayor cuota de evasión hacia lugares de ensueño y, quizás, de difícil acceso; en tanto la mayor parte de la ciudad dormía todavía a aquella temprana hora, ajena por completo a este primer espectáculo callejero de exquisita contemplación de primera hora de la mañana.

© J. Javier Terán

Comentarios

  1. Caray, Javier... cómo se las ha ido gastando éste Noviembre, que ya colea por horas, se va... y hasta el año que viene, no volveremos a ver el pelo.
    Superior relato de tus paseos en las mañanas tempranas, menuda revoltijo te han dado los días que ventados han venido, así cómo las lluvias y a su paso, dejado ese mar de hojas otoñales nos ha ido dejando.
    Preciosa imagen con los colores del mes y de río Carrión, magníficamente vestido con las hojas de los árboles que le pueblan, así cómo esa extraordinaria vista del puente Puentecillas, dándole otro carisma distinto, que de la ciudad capital Palencia, es...
    Un abrazo,

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  2. Gracias Mía, por tu comentario. Así ha sido, que hemos tenido días de todo; en tanto el Otoño sigue su camino de manera incuestionable, haciendo cambiante por momentos el paisaje de la ciudad y sus alrededores.
    Un abrazo.

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  3. Es verdad, yo no he salido mucho, pero, he ido viendo algunas cosas, y caray, parecía estábamos en otro país... Un abrazo,

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  4. Que bonito texto Javier, me has hecho ver Palencia y ese bello paseo lleno de hojas encharcadas, me encanta!!!
    Muy hermoso
    Feliz jueves

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  5. Muchas gracias, Carmiña. Me alegro de que mi relato te haya hecho vivir todo eso que nos dices. Me siento halagado por ello.
    Un abrazo,

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  6. Qué hermoso es el otoño verdad?? que cálidas y mullidas tus letras para acoger esta estación imprevisible y díscola...que nos azota con viento y lluvia enfriando todo lo que toca o de pronto nos sorprende con un sol oro que lanza unos rayos fulminantes levantando colores ocres, caquis y naranjas para delicia de nuestros ojos....
    Preciosa entrada
    Un abrazo enorme

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  7. Muchas gracias, Leha. Para bonitas tus palabras a este respecto del otoño. Lo has descrito de manera perfecta. Se nota tu gran sensibilidad para las letras. Un abrazo.

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