DESEOS DE NAVIDAD

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Era una mujer con tantas arrugas en su cuerpo que pareciese reflejar, toda una vida llenas de penurias y llantos por aquellos que amaba, más que a su vida propia. Su marido Juan enfermo en cama desde hacía un tiempo, tanto era que ya se la había olvidado, tan solo sabía que ella era quien lo cuidaba con tanto cariño, que él la decía, vida mía, vive algún día por ti, arréglate y sal a pasear contagíate con la alegría de la gente, va llegando la Navidad, yo estaré bien, ella se negaba a dejarle solo tan solo para ir a trabajar para poder subsistir. Sus hijos ya mayores independizados, venían a casa de vez en cuando, ella siempre tenía reservadas unas pastas para su visita, a veces se quedaban rancias por falta de quien se las comiera, ella era feliz con oírles por teléfono, pensaba ya vendrán y estaremos aquí para ellos.
Tenía un pequeño altar con su virgen y su niño Jesús, los rezaba cada noche, les pedía por la salud de su marido, la gustaría verle otra vez sonreír, dar un paseo de su mano sería el mejor regalo para ella por navidad, volver a tener a todos sus hijos alrededor de su mesa cenando pensaba, que cosas más difíciles te pido mi niño, como van a venir si no tengo para darles de cenar, ni regalos para agasajar a mis nietos, que poco se acuerdan de cuando reían con su padre al contarles un cuento, que felices decían que eran, con un mendrugo de pan y un poco de leche, teníamos poco pero éramos felices.
Salía cada mañana a trabajar se despedía de su marido con un beso, le decía hoy puede ser ese día que me escuche mi niño y te puedas levantar, el marido la miraba y la decía te quiero. Iba de camino pensando, hoy es el sorteo de la lotería, no me tocara pero me alegrare que los toque a los demás, llego a la casa donde trabajaba, la señora la tenía mucha estima, sabia de sus carencias y penurias, la dijo: María que desearías para estas Navidades, ella muy educada le dijo que trabajar más para poder dar una buena cena a su marido y algún destello de luz para su enfermedad, y para usted María que pediría, la volvió a preguntar su jefa, para mi señora nada que podría pedir para mi , con ver a todo el mundo celebrarlo yo soy feliz.
María continúo con sus labores y pensaba que la quería decir la señora con esas preguntas, la señora la dijo, que se iba hacer unos recados, llegaría por la tarde, ella como siempre fue haciendo su faena. La señora o jefa, fue a ver a su marido a la oficina y le conto lo que había planeado, para que su estimada María tuviera una feliz Navidad, al marido le parecía estupendo el plan, María llevaba muchos años con ellos haciéndoles favores y ella nunca había recibido nada a cambio tan solo su triste sueldo, en ese instante empezaron su tarea, para sorprender a la pobre María.
Llamaron a Don Luis que era su médico y muy famoso por su destreza en enfermos crónicos, fueron a visitar al marido de María, le dijeron quien eran y lo que querían hacer, el les dijo: no lo tienen fácil pero adelante si así mi María fuere feliz un día yo daría mi vida a cambio, el médico le dijo que eso no haría falta, lo examino, y enseguida se dio cuenta que la enfermedad de Juan era una pulmonía mal curada que le quito la movilidad y le retuvo en cama por tantos años, mando a la señora que fuera al hospital y le trajera unos medicamentos y jeringuillas, le dijo a Juan , no quisiera equivocarme pero por mi profesión que usted para Navidad se levantara, tres días quedaban duros para todos, sobre todo porque María no debía enterarse.

Iban planeando los señores los pasos que irían dando para que todo saliera perfecto, dirían a María que estos días la pedían el favor que estuviera el máximo tiempo posible en la casa para los preparativos de las fiestas, por supuesto María acepto de buena gana, sabía que más dinero llevaría a su casa, por ese lado sin problemas, ahora les tocaba a los jefes buscar a los hijos de Juan y María, fue fácil con los contactos de ellos y vecinos del matrimonio, dieron con ellos en horas, todo iba bien, estaban felices de poder dar unas verdaderas Navidades , a ese matrimonio que tantos años los habían servido sin pedir nada a cambio. Los hijos que eran dos una hija y un hijo, vivían en un barrio de media clase a las afueras de la ciudad, cuando los señores aparecieron junto a su puerta, se pensaron lo peor, enseguida se acordaron de sus padres, se miraron y los dos se echaron a llorar pensando en cuantas veces dijeron de ir a verlos y por falta de tiempo o no querer volver a esa casa tan pequeña, no volvieron desde hace muchos años, si los llamaban por teléfono pero enseguida colgaban pensando, siempre dicen lo mismo, cuando os veremos, estamos deseando ver a los niños, nunca volvimos no tenemos perdón de dios por no haberlos visitado cuando podíamos. Los señores, los dijeron no os preocupéis, ellos están bien y quizás con lo que os venimos a decir, los podáis visitar y dar unas navidades como las de antaño, vuestros padres os llevan dentro de sí y siempre rezan porque un día volvierais a cantar en su casa y sobre todo volver a veros y a los niños.
Después de hablar de todo lo que les pasaba a sus padres y lo que habían planeado para que pudieran volver a sonreír, se lo merecían ellos habían sacrificado su vida para que ellos vivieran ahora en esta casona y tuvieran sus carreras para que no tuvieran que pasar penalidades como ellos las pasaron y las pasaban, les pidieron un favor que más bien era un regalo conjunto de todos ellos que el día de Nochebuena, sobre las ocho de la noche se presentaran en su casa donde sus padres no se esperaban nada tan solo pasar una noche mas, sería el mejor regalo que jamás podrían imaginar. Los hijos los dijeron a los señores que podían llevar a casa de su padre, los señores los dijeron con vuestra compañía tendrán suficiente, nosotros nos encargaremos de que no falte de nada en esa casa desde los mejores manjares por supuesto cocinados por las manos de vuestra madre, también están preparando presentes para todos, si estáis dispuestos a ello pasaremos una Navidad en familia todos juntos a ellos, los hijos dijeron que por supuesto aunque tarde se dieron cuenta que sus padres eran lo mejor que les había pasado, les habían dado la vida y ellos a cambio los habían dado la peor moneda el olvido, desde hoy en adelante nunca más los tendremos en el olvido eso se lo podemos prometer señores, gracias por todo y por devolvernos a nuestros corazones a nuestros padres, así acabo la conversación, hasta el día de Nochebuena, allí os esperamos.
Los días de María fueron largos, preparando tanta comida, ella pensaba, estas fiestas van a tener más invitados que de costumbre, madre mía si yo pudiera tan solo cenar con mi Juan algunos de estos manjares, pero bueno ya llegaran tiempos mejores y para seguir con su faena, canturreaba un villancico que les cantaba a sus hijos cuando eran pequeños.
Para Juan no eran días aburridos, ni de dolor por no poder dar a su mujer un baile de enamorados, eran días de dolor pero bien empleados, ya en pocas horas había conseguido ponerse de pie con ayuda de unas muletas y los medicamentos tan concentrados que eran dosis para caballos, decía el doctor, pero todo por ver a Juan recibir a María el día convenido, poco a poco todo iba saliendo perfectamente.
Por fin llego el día de Nochebuena, María le propuso a su señora que después de comer la gustaría salir para estar un rato en la iglesia, rezaría para que sus hijos pasaran unas felices pascuas, rezaría por ellos para que siempre fueran tan buenas personas que la daban trabajo año tras año y rezaría por la salud de su marido quizás algún día podría recibirla como hacía años, con un abrazo a la entrada de su humilde casa, a la jefa se la rompió el alma cuando tuvo que decir a María que tenía que quedarse hasta más tarde porque iban a llegar los primeros invitados y ella los tenía que recibir, mientras ella se arreglaba, después la llevaría el señor hasta su casa en el coche, no hace falta señora es un paseo y ya deje la cena echa, todo estaba ya dispuesto.
Los hijos iban de camino alegres y contentos por volver a ver a sus padres y que estos por fin conocieron a sus nietos, a partir de ahora irían cada domingo a visitarlos y hasta los animarían a ir a sus casas por temporadas para poder recuperar tantos años de olvido. El marido con ayuda de los vecinos que sabían de la sorpresa que la esperaba a María le ayudaron a vestirse con un traje y la esperaba sentado delante de la puerta, mientras tanto la señora llamo a María la dijo, mira se que no me he portado bien estos días dándote tanto trabajo y no dejarte descansar y estar con tu marido, ahora te voy a dar mi regalo de Navidad, espero que sea de tu gusto, ella abrió una gran caja de color malva que era su favorito, allí había un vestido del mismo color con lentejuelas plateadas, la caían lagrimas mientras repetía, esto es mucho señora yo no puedo aceptarlo, la señora la dijo: esto y más te mereces María pero por favor póntelo quiero verte como te queda espero que sea de tu talla, la quedaba perfecto era su talla, ella dijo bueno señora me lo quito y si no me necesita más, me podría ir ya a casa donde mi marido me espera, la señora la dijo: si ya nos podemos ir a tu casa, te acompañaremos nosotros, y por favor no te quites el vestido, ella con miedo de llevar la contraria a su jefa, no dijo nada.
Ya entraba el coche por la calle de su casa, María dijo me puedo bajar aquí, señores la calle es muy estrecha y encima hay coches por todos las lados, claro hoy vienen los hijos de los vecinos, los míos no vendrán ya vendrán otro día. Los señores se bajaron del coche, él la abrió la puerta a María y la deseo una feliz Navidad, ella no comprendía nada, también les deseo una feliz Nochebuena y se dirigió a su casa, al abrir la puerta vio a su Juan sentado en su sillón leyendo el periódico, se froto los ojos, creía estar soñando, mientras tanto Juan se levanto y la dio un abrazo y un beso, ese que tanto habían deseado los dos durante tantos años, María no dejaba de llorar y decir no me lo creo que broma mas macabra me juega mi niño Jesús, pero Juan la dijo no es una broma mi vida me he curado.
La puerta sonó, ella como pudo se seco las lagrimas del rostro para recibir seguro alguna vecina que la trajera algún presente para esa noche, casi se desmaya cuando vio aparecer a sus hijos con sus parejas y sus nietos, pero que milagro tan grande, tantas veces rezado y ahora se hacía realidad, besos, abrazos y risas resonaban en toda la casa, había vuelto la alegría hasta allí, volvió a sonar la puerta y María abrió, la sorpresa no había acabado eran sus jefes con todos los manjares que ella misma había cocinado con tanto amor para ellos.
La señora le pidió permiso a María, para poder cenar con ellos esa noche se cenaba en familia y ella era su familia, María no cabía en sí, no sería todo un sueño, pero cuando cerró la puerta se dio media vuelta y allí estaban su marido curado, sus hijos con ellos y sus nietos cantaban el villancico que ella les cantaba, le dio gracias a su virgencita y a su niño Jesús por darla las mejores navidades de toda su vida.

FELIZ NAVIDAD 2016

© Manoli Martin Ruiz

Comentarios

  1. Bonita historia, Manoli. Y, a pesar de la tristeza y dureza que envolvía al relato en la primera parte, la esperanza se abría paso poco a poco y finalizó de manera maravillosa, con un final feliz. Un beso

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  2. Hermosa tu historia Manoli!!!
    Que tengas un feliz fin de año

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  3. Muchas gracias Carmiña, feliz salida y mejor entrada de año, besotes

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