Noche vieja junto al mar

Salí con vestido rojo, por aquello de la buena
suerte, tacón alto de aguja y bien pintada, con
la mirada distante sin darme cuenta que me viste
al instante.

Y tus manos rozaron mi hombro me di la vuelta
y vi tu cara, sin hablar besaste mi cuello y
yo no supe que hacer y me dejé llevar
de recuerdos sin más.

Discoteca junto al mar bañados de luna
bailábamos, tus labios besaban mis
hombros tu lengua recorría mí boca hasta
juntarse con la mía con pasión y ternura.

Al oído me dijiste ¡todavía te amo!
de mis labios salió un susurro
como un quejido, no digas ¡nada
amor mío! mejor sigamos callados.

Y sigue amor mío haciendo el
amor conmigo, no quiero despertar,
de este maravilloso sueño de fin de año
junto al mar y el olor intenso a sal.

Y no me voy a sentir culpable de entregarme
en esta feliz tarde que empalmamos
con la noche, ni de hacer el amor
contigo hasta comernos las uvas.

No ha sido culpa nuestra, ha sido el destino
que nos unió después de mucho tiempo
estoy muy feliz por ello aun sabiendo que
jamás nos volveremos a encontrar.

© Carmiña Carmela