Mientras Me Lleguen Tus Recuerdos

hotel

Tomo nota de las constantes vitales del joven universitario con leucemia había estado contándome su proyecto de viajar a París, ahora por fin dormía, La jornada terminó el resto de los pacientes, todo en calma. Ya en casa después de la ducha hago mi resumen del día: - Hoy ha sido un día agotador, de nuevo te recordé. Siempre con tu ilusión de ser mi guía sobre todo en el viaje a París. En esos años me hablabas de sus rincones, sus calles te empeñabas en dirigir mi vida y yo satisfecha admirándote, te amaba y eso bastaba. Me decías que tenía que estar contigo siempre, que si te faltaba te ahogarías en lágrimas, y de pena. Cuando tenías que salir de viaje me suplicabas que te acompañara. Algunas veces podía adaptar los turnos y tomar días para acompañarte. Preguntabas continuamente que pensaba decías que yo era tu brujita de la suerte. Yo solo te aconsejaba, en eso que no te iba bien o aquello creo que te irá mejor. Mi trabajo es parte de mi al igual que mi familia. Algo que tanto me costó conseguir, cómo decirte que no siguieras bebiendo. Volvimos al Hotel habías estado muy bien en la presentación todo fue bien te invitaron a la fiesta donde estarían escritores Personas importantes en el arte y la cultura de París. Esa noche bebiste más de la cuenta, y querías conducir pero lo hice yo. Te ponías cariñoso, sentía tus manos entre mis muslos, por eso respiré al llegar al hotel tenía que abrazarte fuerte a mi vientre, me pedías cánticos de los míos. Aferrándote a mí continuabas diciendo. ¡Tú eres mi única salvación, sin ti no podría vivir... me moriría sin ti! Contando que los débiles se apoyan en los fuertes, y que a veces no tenemos más remedio que aunque no lo seamos tenemos que serlo- La lástima es que los débiles vivan toda la vida a costa de los fuertes. Y que los que eran fuertes, algún día dejen de serlo, y luego no sepan pedir ayuda. Así me encuentro esta noche al igual que hace años, sin abrir este cuaderno, algo ha cambiado… si mucho ha cambiado desde ese viaje mucho ha cambiado. Todo ha cambiado, menos el deseo de soñar. Y te siento llegar a veces como te aprietas a mi pecho y me recitas luego yo te canto. Ese día te aferraste a la muerte y aunque siempre veía venir todo lo tuyo esta vez tu brujilla no le vio llegar la noche de tus tinieblas. Así es que no, siempre se escuchan las constantes, no siempre se pueden cantar, ni abrazar y ser abrazada a todas horas. Pero aquí estoy hablando contigo.


© Araceli García Martín

 

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