El pequeño velero luchaba contra las olas de un mar agitado y loco.
Un faro a lo lejos se distinguía, bajo Miradas Distantes de un horizonte latiente.
Su rostro era como nubes
camufladas en el oscuro cielo.
Bajo el cual arreciaba la tempestad.
Que irónica es la vida, al poner tan cerca nuestros caminos.
Juntando los océanos de olas azotadas sobre acantilados.
Y esa mirada dulce revelando, de su alma la ternura. Cobijada por un mar profundo de agitadas olas y un cielo a oscuras.
Un velero naufraga y un faro encendido, una esperanza que no se ha perdido.
Miradas Distantes...Latidos de fuerza que imponen el reto de continuar, de jamás darse por vencido.
© Esperanza E. Vargas
Ese faro encendido siempre iluminará tu vida. Precioso mi Esperanza. Besitos
ResponderEliminarGracias mi niña. Un abrazo de Dinosaurio. Son más grandes jajaja. Te Quiero
ResponderEliminarHermoso poema, gracias, Esperanza E. Vargas
ResponderEliminarMuchas Gracias. Un abrazo Maité.
ResponderEliminarBesiitos
No se ha perdido sigue aquí ese velero
ResponderEliminarLa esperanza …..
linda de las letras hermosas.
besitos.
Gracias preciosa. Por llegar siempre
ResponderEliminarMiradas distantes, pero encontradas y conduciendo hacia la salvación por la luz del faro que no dejaba de brillar. Me gusta, Esperanza. Besos.
ResponderEliminarAsí es amigo. Indudablemente. Un abrazo. Gracias por todo.
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