Disciplina

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UN INSTANTE: Frente a frente, en un altar, allá en el cielo azul,  la gran inmensidad entre barandillas que se  asemejan a muros de piedra y columnas terminando en arco.
Disciplinando mi conciencia toda la vida, intento darle un trato benévolo, más que con asperezas y exigencias rudas, intentando comprender mejor la existencia, y la convivencia. Dentro de la contemplación más que con la imposición, deseando dar respuesta a todo aquello que debería ser y nunca conseguimos.
Tantas veces dejé mi disciplina en ludotecas, que le acostumbré a vivir entre sueños, aunque era parte de mi vida, y saber así seguir pisando fuerte, y claro.
¿Juego y o utopía ?
La primera vez no sé cómo llegué hasta ti o quizás, fuiste tú. Pero lo que sí sé, es que aún teniendo algunos idiomas nada comprendía, pronto me acostumbré a captar de esa manera ¿Telepatía?
Preguntaba ¿porqué a mí? ¿Porqué yo? ante mi duda tu contestabas: -Serás tú, quien me guíe, y yo, quien te siga con gusto, serás y plantarás la facilidad en mi vida.
¡Aquí se juega muy bien, tienes donde elegir sobre el destino, ya verás si quieres o no evolucionar conmigo. ¡Todos los juegos parecen de verdad! Si por casualidad te quedas dormida en el divan y almohadas de plumas tus sueños se harán realidad será suave como la espuma. Se avanza cuando el espíritu se armoniza con la ley del amor, decisión libre, por que actúas en armonía con ella, y quiero estar  junto a ti.
La progresión llegará sin darnos cuenta siendo elegida e interiorizada por libre voluntad y por esfuerzo propio del espíritu. Dejar llegar sin ningún tipo de coacción o imposición Espiritual Alma Corazón. Como agua bendita refrescar .
Luego señalabas, a las nubes más allá del horizonte. proseguías  -Un día volaremos de la mano, llegaremos en un instante, a ese lugar atemporal. Donde no hay enfermedad, donde no se sucumbe al desaliento emocional, donde todo fluye con armonía, sin ser unos menos ni más.


Dar a la tierra y tomar de ella, con la justa medida respetándola y dejando que siga siendo bella. Aquí, me dejé llevar. ¡Era tan precioso todo aquello! lo sorprendente la información que llegaba a mí, de forma inusual. Sin voz, ni micro, ni mando, ni altavoz, era  algo celestial.


Seguías llegando sin titubeos :
-Al igual que hasta ahora, no tendrás que cambiar tus deseos de conocer y seguir aprendiendo. Llevaremos como lluvia instantes de vida para que almacenen en tu memoria, la alegría del amor incondicional. Para que repitas con la justa medida, tu palabra ideal. Que refrescará las caras en otras orillas.
– Pregunté ¿Que es el sempiterno que tanto me prometes? y entonces te sonrojas veo tus mejillas, y tus ojos locuelos. me dejas con un: Espera, ahora vuelvo.
¿Ahora? ¿Nunca? ¿siempre? ¿jamás? ¿Después? No me gustan ni escuchar ni mencionar estas palabras que condicionan… Recuerda que tengo mi propia decisión, Esto sigo viéndolo en el aire.
Ya pasadas las horas te disculpas con un ¡No pude llegar antes! Ya noto, y presiento la otra cara de este sueño. Me vuelves a tomar de la mano. prosigues con tu cuento:
— Entre las rendijas de este nacimiento, beberemos del agua cristalina por el momento Y en la inmensidad bajo nuestros pies desnudos sobrevolaremos nuestra ciudad, y como palomas serenas, seguiremos mirando desde arriba hasta allí bajo sobre las algodonosas nubes de muchos y variados colores.
— Me preguntas ¿Me regalarás unas alas cómo las tuyas brillantes relucientes con estrellitas? Porque veo que eres tu Ara, mi altar, mi Celi, mi cielo… la afluencia de todo lo que yo quiero. Y todo lo que esperaba lo encontré en ti. Porque en tu ser se ve solo la evolución en libertad.
Alguien que apenas conocía me intentaba hacer volar y aferrarse o aferrarme a su vida.
Me señalaba pero yo no veía ningunas alas. Decía que ya las tenía puestas. Asomándome, al vacío sentí mucho frio. Pero sujetándome me aferraba a la barandilla insegura de aquél lugar, de la inmensa altura de vértigo. Conforme su mano enlazaba  la mía me traspasaba su energía su mano era más segura y su voz ahora si, la reconocí,  era la tuya. Eras tú, que volvías con tus frases ya conocidas
— ¡Hoy más que ayer!
— y sigues dando retazos de un tiempo posesivo. de tus “Hoy yo quiero ” sin comprender que todos estamos aquí en este mismo lucero. Pero que tú en ti mismo, no deseabas entender. Con tus: -¡Quiero y no quiero! No entiendo… ¿De qué hablas? Espera… Ahora vengo… No te marches… No me dejes …. Moriría si me faltaras un día … Ven abraza mi alma que se enfría.
En ese vagón de aire, era solo un instante. UN INSTANTE DE VIDA.
UN INSTANTE: Entre barandillas de piedra, columnas terminando en arco
TODO de un material arenoso que brilla mientras se deshace entre mis manos, otra vez al amanecer. Conforme el rayo de sol caldea mi almohada y una pluma roza mi nariz hasta hacerme toser.   al abrir  los ojos y despertar .


Queda, en mi habitación un rumor… ¡Disciplina mis ojos… amor!


 

© Araceli García Martín

Comentarios

  1. Bonito texto y lleno de disciplina, bella actitud y hermosa palabra.
    Abrazos guapa

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  2. Cuánto sentimiento disciplinado y de profundidades insondables, nos acerca tu texto, Araceli; muy meditado por otro lado y hermoso. Abrazos.

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