Espigada


Alargada y espigada se haya la dama,
Elegante, soberbia pasea engalanada,
con trajes de seda y
joyas que brillan al sol de la mañana.
Pasa con andares de señora altanera.
Ya no recuerda que nació en una casa humilde,
que no tenían para trajes, ni zapatos.
Pero nunca le falto trigo para harina,
ni pan con mantequilla.
Que rápido olvidamos el pasado,
cuando con nosotros no se ha portado
como nos hubiera gustado.
Ya no recordamos los sacrificios que hicieron nuestros padres,
para que aprendiéramos las cuatro letras,
que nos sacaran de aquella vida de penurias y lamentos
Atrás quedaron los días que descalza recorrías caminos y veredas,
con una sonrisa en la cara,
el brillo de tus ojos negros refulgían como luceros en la noche,
hoy apagados,
aún estando pintados,
aún recibiendo el sol de la mañana,
ya no brillan como antes.
Que ha pasado bella dama,
que te ha hecho la vida que tanto te ha cambiado.
Hoy que posees de todo,
del ayer te has olvidado,
de los tuyos ya no te acuerdas de las lágrimas que por ti han derramado.
Temes volver,
por miedo a que te miren,
como se mira a una cualquiera,
que no comprendan que la vida te ha cambiado,
que la calle de la ciudad te cobra y no en especias.
Y aún así sigues paseando hermosa y espigada,
como el trigo en el campo,
por la mañana.





©Antonio Caro Escobar


Comentarios

  1. Bonita descripción de una realidad que no pocas veces nos encontramos en nuestro camino del día a día. Donde muy pronto se olvida, con frecuencia, de dónde viene la persona y cómo es que ha llegado hasta donde ahora está... Abrazos.

    ResponderEliminar
  2. Así es, muchas veces no vemos nada más que la fachada, sin saber lo que hay detrás.
    Abrazos.

    ResponderEliminar
  3. Precioso Antonio.
    Realidades que suceden muchas veces. Lo has manejado Genial.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  4. Felicidades, me ha encantado...

    https://sc.mogicons.com/c/385.jpg

    ResponderEliminar

Publicar un comentario