MALABARES

malabares

Yo, mota insignificante de este mundo
quedo expectante al comprender
lo importante que es saber conocer
y aprender a adaptarnos.


Subjetivos momentos los vividos
viaje a un infierno por no saber
lo que el día nos puede traer.


Comencé entre el cielo y las nubes de nudos
entre sordos ciegos y mudos...
sin saber lo que es... traducción de sonidos
con el taco y la piel sin comprender bien
como es eso del contacto.


Impacto exacto
me duelen los problemas ajenos
del ciclón de torbellino que no avisa
que comenzó con unas simple brisa
y termina rompiéndome la camisa.


No te frenes que es peor
sigue sigue andando.
No te pares por amor de Dios.


Ciega, sorda, muda he quedado...
roce de un beso en mi mejilla sellado,
lengua que lame mis pestañas,
dedo suave que limpia mis lagrimas
miles de mariposas por mi ombligo
y ni olfato que juega su primer plano vivido.


Saber aprender a escuchar,
ver, recapacitar antes de hablar.
Me hace falta poco para amar
y comprender a todos a la vez
a todos los que se dejan ayudar
a todos los que se dejan abrazar.
y querer.


Amor que llega, haciendo malabares
con la pértiga y yo, al otro lado
a patita coja, sobre un hilo le miro.
Solo el calor del sol en mi espalda
me decía que estaba condenada
a mil metros de altura
sobre el mar, tambaleante
y tenía que seguir adelante.


Sintiendo su presencia sin enojos
sin poder gritar
ni soltar sus despojos
con un nudo en la garganta
que sentía al mediodía
la condena ausente
de mi gente
pinchando alfileres en mis ojos.


© Araceli García Martín


 

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