(pintura de Edith Maldonado)
En ese cuadro estaba plasmado su beso,
la unión de sus labios,
la entrega sublime:
el sabor de ese vino que quedó al final
del ultimo sorbo que bebieron.
Sin darse cuenta las copas
quedaron regadas en el suelo,
como sus ropas que poco a poco
fueron desprendiendo.
Se miraban a los ojos
queriendo desnudar sus pensamientos,
sus manos se perdían
al contacto de sus cuerpos.
Amarse por siempre:
ése había sido su juramento
después de que brindaron con ese vino
que endulzó amablemente el paladar
y dejó venir el anhelado beso.
©Angeles Loera
Vibra el amor
Muy bello mi niña.
ResponderEliminarPuro sentimiento y emociones a flor de piel. Gracias. Un abrazote gigante.
El vino, las copas, el brindis…, y luego el beso, que selló su amor para siempre. Algo que en el mundo real ocurre con bastante asiduidad…. Abrazos.
ResponderEliminarLinda esta poesía, me ha encantado
ResponderEliminarabrazos D. María