A un barco lleno de…

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Cuando se vuelca el barco que va flotando de lado en un mar de barro e hipocresía abotargada y aburrida. Sintiendo el todo, de un huracán con decisiones de parches y promesas sin soluciones.

A lo lejos, gritos de veranos tórridos, de chicharras y grillos. Seres que quedaron dormidos en sus siestas, en sus asientos.
Asientos vacíos porque no llegaron a ocuparlos ni a hacer su trabajo.
Chirría su maquinaría, sucia y desgastada cubierta de fuel, entre los ronquidos de querer y poder de ser y no ser.
Solo queda el sonido que hace los recambio de zinc.
incansable cada día se fue oxidando, poco a poco
como basura del océano que va chocando contra las rocas rodeada de mediocridad inmundicia y lodo.
Arrastrando el material de desecho de un montón de gente decepcionante, que genera tantos motivos para la apatía.
Poder respirar sin dejarse llevar por ese movimiento enviciado.
No Nada, como ser tu propia capitana y como punto de partida comenzar el rumbo hacia tu propio mundo, hacia tu propia vida.

© Araceli García Martín
13/08/2019

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