Alma que Deja Huella

Pintura: J Sorolla - El pie herido

Tantas veces recordaron como empezó su amistad, con los juegos de voleibol sobre la playa, que se prolongaban ya dentro del agua, un roce brusco con una roca hizo sangrar el pie de ella sin parar y allí estaban en la orilla con esta cantinela: Sana sanita...¡Si no cura hoy, curará mañanita!

Habían reído tanto con el recuerdo de ese día así: bajo la sombrilla, sobre una toalla impoluta con figuras naranjas y azul de "La Bola de Dragón". Él, le limpiaba la pierna que a borbotones no paraba de sangrar, con su cubo de hacer castillos de arena lleno de agua dulce, y su camiseta de algodón blanca, iba limpiándole la cara de lágrimas y mocos pasando sus manos para retirar el cabello de la cara sin dejar de cantar con el estribillo... Sana, sanita... La herida del pie seguía sangrando y ella no comprendía porqué él le limpiaba los ojos si la herida estaba en el pie, así los ojos azules fijos en la cara de ella a la vez de calmar el llanto con la camiseta, fueron solo un instantes pues llegó su madre la tomó envuelta en la toalla y la llevó al puesto de Cruz Roja más cercano dejándole una bonita sutura, cuando ella quiso devolver la toalla la camiseta y agradecerle no fue posible. Esa misma tarde marchaban de regreso a casa.
Pasados los años en el mismo hospital le reconoció. Allí estaba él con su sonrisa de azul cielo y grandes zapatones, con un pon pon rojo en la nariz, haciendo que todos los niños de la planta no dejasen de reír.
—Una buena manera de hacer algo contagioso dijo dirigiéndose a ella —Es algo tan precioso tener a cambio la sonrisa de los pequeños.
Intenta reír, Intenta y verás, cuando no se te ocurra nada y tienes alrededor personas serias, cada uno a su aire intenta reírte a carcajadas verás que buen resultado tienen los ja, ja, ja, ja, ja.
Comprueba, como sin preguntar ¿Por qué ríes? ellos reirán también hoy sin más después de unas breves vacaciones lo he comprobado, que sepas; No tuve otra cosa que preguntar los ingredientes de la comida de hoy, o supervisar los medicamentos. Los filtros del aire acondicionado, pero al preguntarle al paciente, me ha dicho que llevaba tres días viendo las mismas caras tristes y no se le ocurrió nada más... ¡Que reír y reír! Ahora tengo “La quinta Planta en cuarentena…”. Con un brote muy contagioso DE RISO-MANÍA… Creo, que me volví a contagiar Ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja...!

Y yo, que no sabía cómo comenzar mi relato sobre la amistad. Yo, que me reía de un relato sin título se me ocurrió éste: — Cuando el diablo perdió la memoria... Y un joven de ojos azules remataba riendo a carcajadas. —Con el rabo mataba moscas. Siempre terminamos riendo Ja, ja, ja, ja.

Cambió tanto el rumbo de nuestras vidas el encuentro de la herida forjando esta amistad y admiración en el trabajo que desde que se marchó él, diciendo que se iba para saber si en realidad existe el cielo o el infierno. Como si se fuese otra vez de vacaciones o a la vuelta de la esquina.
Pues bien, vuelve maravilloso compañero Vuelve a la planta que la gente aquí está triste y yo... Yo, tengo una gran herida y te extraño tanto.

©Araceli García Martín