Teníamos todo lo mejor a nuestro lado;
nada que pudiésemos acaso desear
se nos podía hacer lejano,
e imposible de lograr
para ser felices aquel verano.
Aquel refugio en aquella pequeña cala,
siempre la primera línea de playa
asegurada junto a un mar en calma,
tan sólo descender una pequeña escalera
que conducía a la misma orilla del agua.
Tú y yo en medio de aquel paraíso;
por el día zambullidos en el agua
y jugando con las olas junto a la arena;
dejando la noche para pasear nuestro amor
a la luz de las estrellas y de la luna.
Todas las confidencias posibles,
eran en aquel marco susceptibles
de ser contadas el uno al otro,
con la luna y las estrellas
como testigos queridos en alto grado.
Por lo que aquel verano junto al mar
fue, sin duda, el mejor verano posible
que tú y yo pudimos tener;
sin que nada ni tampoco nadie
pudiese nuestro amor romper.
© J. Javier Terán.
Pero cuantas cosas bellas nos inspira el mar a todos!!
ResponderEliminarque belleza de cala, la vi tal cual la describes.
Un abrazo
Muchas gracias Carmiña, por tus palabras.!. Abrazos.
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