¡Tú serás!

¡Tú serás!

Escultor de mis sombras,
labrador de mis sueños,
vivirás en mi verso
para evitar mis tristezas.
Cuando lleguen los recuerdos,
aquellos que el alma no filtra
y sólo se posan para gozar,
permanecerán fugaces nuestras risas,
y tus caricias.
Donde se creó la llama
que con desasosiego intenso
ocupa mi pensamiento
en mis ratos de soledad,
tú serás príncipe mío,
hasta el último momento
el que reine en mi memoria
hasta el final de los tiempos.
Tú serás el que mantenga
ese recuerdo en mis ratos vacíos,
y vivo esperando la voz del silencio
de aquellos sueños!

¡Vivo!

Cada otoño
de ocres amarillos y rojos
recuerdo pasear por el parque
alegre de verdes,
con la impaciencia del pájaro
y el canto de la lluvia.
Entonces vivíamos los mejores momentos,
las gracias de la flor de la acacia
y el olor a madera y a miel.
¡Todos los otoños son iguales!

Y me pongo triste..
La desnudez de las ramas
me llenan de incipiente frío y olor a niebla.
Voy pisando con temor
al son del quejido de las hojas
que rompen sus arterias tras mi paso.
¿Si el suelo pisado me doliera..?,
pero las pisadas no dejan huella
y la suave esperanza parece
el sueño de un futuro mejor.
¡Todos los otoños son iguales!

© Matilde Folgoso Bravo