Me niego a morir
con versos atragantados
en las amígdalas
como el filo de una navaja.
Con el silencio zurcido
en la garganta, callada
como una alpargata...
Me niego a morir, a no ser,
que por dignidad lo haga
vestida con letra escarlata, borracha
de extravagantes metáforas.
Con las manos sangrado las tripas,
destripando mis entrañas...
Adicta a la mejor tinta;
aunque me cueste cara...
07/11/2019,0: 05
©Hergue A.
Realmente sorprendente, duro pero real.
ResponderEliminarSaludos
Al cantor, al poeta, no se le calla con cualquier cosa; para quitarle la palabra, hay que quitarle antes el sentimiento y también el espíritu y hasta el alma misma. Abrazos.
ResponderEliminarQue bien que me entendiste Javier... por màs que lo intenten, siempre va a esta ahì.
ResponderEliminarGracias preciosa. Besos.
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