Serpiente tentadora, ovillada en el árbol del amor
con tronco liso en tonos rojizos,
bajo un cielo calinoso y brumal,
relámpagos cegadores y truenos retumbantes,
sonido de estampido, la tierra ensordece
Con palabras atractivas y ondulantes en los labios,
boca con aguijón venenoso,
lengua vibrante y afilada,
ponzoña de mordedura aguda,
surca por las zanjas hondas de la traición
Martillo que destroza el corazón de cristal,
puñal por la espalda que golpea el alma,
tumbada inerte en los abismos de la decepción,
cual campo devastado y arruinado,
perforado tras una lluvia iracunda de piedras de granizo
Puertas condenadas con llaves y candados,
desilusión atosigante y aplastante,
herida abisal y cicatriz indeleble,
amargo sabor de desengaño lastima
y voz del desconsuelo, el corazón silencia
© Esther Coïa / Enero 2020
Guauuu que dios libre de ellas bella Esther
ResponderEliminarUn abrazo sincero
Tremenda traición. Esther, al llegar a este verso "Martillo que destroza el corazón de cristal" …
ResponderEliminarme hiciste temblar.
Un poema bien llevado.
Un abrazo cálido ahora que me he abrigado.