1º DE MAYO DÍA DEL TRABAJO DIÁLOGOS CON MI PIPA

Envuelto en las densas espirales
de un humo fragante.
Saboreando el único placer que me otorga
esta escasa vida.
El mismo que me permito a lo largo del día,
y que me va adormeciendo con falsa sensación
de bien estar, al transcurrir de las horas.
Entonces pienso…
¿Que más se le puede pedir a la vida?
¡Podría pedir la paz del mundo!
¿Pero, de qué mundo?
Hay un mundo para los buenos, un mundo par los malos.
Para los rubios, para los morenos, los altos y para los bajitos.
Yo conocí un mundo;
Sin libros, sin música, sin zapatos, sin poesía.
Y otro muy lejano…
Que olía a perfumen, a pan blanco
y mantequilla de leche.
A noches sin fantasmas, ni ruidos de tripas.
Un mundo de rosas y cielos estrellados.
¡Un día quise cambiar el mundo!
¿Pero, que mundo?
El mundo de los errores, la basura y las malas conciencias.
Yo quise cambiar el negro por el blanco, el gris, por el azul, el verde por naranja, y me salió un arco iris.
Así fui dibujando, lunas y soles, con planetas enanos.
Y las palabras crearon versos, a los que no quise rimar para no estropearlos.
¡Yo un día soñé con un mudo!
¿Pero, que mundo?
El de los girasoles y los vientos calientes, el de las olas encrespadas que te saludan como avisando ¡No te acerques!
Y mi mundo se fue diluyendo, igual que el azucarillo,
que le pongo a mi café.
Como esa medicina que me cuesta tragar.
Y mi mundo se fue apagando… si, apagando.
Pues ya no le quedaba más tabaco por quemar,
en esta vieja pipa.

© Paquita Caparrós