CORAZÓN TALADO

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Leñador desatinado y desalmado,
con el acero diamantino de tu sierra
y tu hacha con filo punzante,
mi corazón talas en pedazos.


Soy un árbol descepado con raíces derrengadas,
corteza tullida y descamada,
brotes roturados y tallos deshilachados,
cima desgajada tumbada en el bosque deslomado.


El pinzón ocre desierta su nido con líquenes y musgo,
el gorjeo azafranado del jilguero silencia
y la primavera verde cetrina y albahaca,
se solapa con su mantilla de tul negro.


Soy madera de corcho abandonada,
arramblada por la corriente fogosa del río,
flotando entre las paredes de rocas granito
o lidiando con los vados cristal esmerilado.


En un arriesgado y vertiginoso descenso fluvial,
deslizo por zonas de rápidos impetuosos,
gargantas estrechas y cascadas gigantes,
hasta la desembocadura de un mar zafiro.


Aconchada en una playa de arena blanca y corales,
abrazada por las estrellas de mar,
bajo el declive del sol vespertino,
ondas arpadas me susurran al oído una sonatina.


Con ternura, las olas cerulinas lamen mis heridas,
compasivos cangrejos ermitaños y fraternos caracoles,
me acunan con espuma de nácar irisada
y por fin, silentes retoños vuelven a reverdecer mis ramas.


© Esther Coïa / Abril 2020


 

Comentarios

  1. Muy hermoso
    Y original.
    Arte y corazón.
    Cómo buena artista que eres.
    Un abrazo fuerte.

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  2. Fantastico trabajo. felicidades!!

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  3. Estupendos tus versos, Esther, narrando todo un camino que sigue tu corazón talado por un desalmado leñador..... Abrazos.

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